Discípulo de Jesús

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alberto Linero Gómez

Alberto Linero Gómez

Columna: Orando y viviendo

e-mail: palbertojose@hotmail.com



Hay quienes hacen un círculo a su alrededor y no permiten que entren los otros, solo se benefician así mismos y nada más se preocupan por estar cómodos, parece como si los que están cerca no existieran, los ignoran y los tratan con indiferencia, no logran ver las necesidades de los demás y en qué pueden ayudarlos, porque tienen una nube de egocentrismo frente a sus ojos.


Es común que a ese tipo de personas le guste que los demás les tengan en cuenta y les sirvan, pero no salen de su comodidad para ayudar a quien lo necesita. Esta no es la actitud de Jesucristo, él se interesaba por los demás, eso lo hacía un ser humano que impactaba y fascinaba a las personas que le rodeaban, la gente quería estar cerca de él y lograba cambiar sus vidas, porque se interesaba por ellos.

A una mujer que estaba encorvada la llamó y la sanó, aunque era sábado y la ley no se lo permitía (Lucas 13, 11-12). Cuando dos de los discípulos de Juan lo seguían, se dio media vuelta, los miró y los invitó a su casa, seguramente los atendió de maravilla, de pronto era un anfitrión espléndido, porque dice el Evangelio que los discípulos vieron donde vivía y pasaron el día con Él (Juan 1, 35-39). A un ciego que estaba a la orilla del camino y que le gritaba para que tuviera compasión de él, lo mandó a llamar y enseguida el ciego se le acercó, mientras los que iban con Jesús le decían que se callara (Marcos 10, 46-50).

Pero así era él, una persona atenta con los demás, no despreciaba a ninguno y se dedicaba a hacer cosas por los demás, cosas que implicaban esfuerzo y tiempo. Interesarnos por los otros nos va a incomodar un poco, pero hará que tengamos buenas relaciones con ellos, si quieres que la gente que está a tu alrededor cambie su vida, interésate por ella, dedícales tiempo e invierte con esfuerzo.

Quien se diga discípulo de este hombre tendrá que ser como él: atento y servidor de los demás. Solo así podrá ser un verdadero discípulo, es decir, alguien que transparenta a su maestro. Hoy tienes que cuestionarte sobre tu relación con los demás. Si eres alguien distante y elitista seguro no serás un verdadero cristiano.