Reunión Obama y Castro: un despropósito antidemocrático

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El Pájaro de Perogrullo

El Pájaro de Perogrullo

Columna: Opinión

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Cualquiera que vea a Raúl, el hermano de Fidel, levantarle la mano a Obama y este dejándose a regañadientes, debe pensar que la escena en sí fue un despropósito. Raúl le tomó la mano y, Obama, sin querer, pero queriendo, se dejó manosear.

¿Para qué? El objetivo no es claro. No se entiende cómo el país de la libertad decide restaurar las relaciones diplomáticas con un régimen comunista, autocrático y violador de derechos humanos. Pero finalmente lo hizo. Reanudó las relaciones diplomáticas. Lo que sigue es levantar el bloqueo que durante años padeció la isla. A Cuba poco le importó el bloqueo mientras la U.R.S.S. existía y bombeaba recursos a la isla. Una vez cayó el muro de Berlín por la quiebra y fracaso del comunismo, vino la debacle. Cuba sufrió. Pero como buen mendigo pedigüeño terminó estirando el sombrero y ha sobreaguado con la ayuda de inescrupulosos hombres de negocios y/o países que sacrifican sus principios por pingües ganancias  y de otro régimen comunista (el venezolano) que quiere un trasfondo ideológico y exportar su revolución. Pero la guaca venezolana finalmente se agotó. Estados Unidos en lugar de perseverar y mantener sus principios, como lo hizo desde los años 60, cansado e inconsistente, finalmente dio su brazo a torcer. No se lo dejó torcer Cuba, que era el objetivo, para que ese país respetara los derechos humanos y se abriera a la democracia.  Se lo dejó torcer los EEUU. El país cedió. El gobierno demócrata, que no republicano, se ablandó. Así, los EEUU se sentaron con un gobierno autócrata, moribundo y violador de derechos humanos. Qué contra sentido. Qué tristeza para aquellos que proclaman la libertad.  El mensaje es entonces que importan poco los principios democráticos y de respeto a los derechos humanos. Raúl, con voz  y mirada desafiante indicó que no hay lista de presos políticos. Y ello no importó. Y si todo esto fuera poco, Kerry, el secretario de Estado, aquel que lleva las cuerdas de la relaciones internacionales del país de la libertad y de la lucha antiterrorista, por solicitud de Santos, se reunión con Timochenko y sus secuaces, con las Farc como si fuera un Estado y como si ellos fueran dirigentes políticos, cuando en realidad son un grupo terrorista que ha hecho parte de la red terrorista internacional como Isis y Al Qaeda. Que falta de coherencia, de sentido, de respeto y de moral. Francamente esto deja mucho que desear del gobierno americano. La actitud de la superpotencia es totalmente reprochable. ¿Por qué no se sienta igualmente con Isis o Al Qaeda? Claramente Francia, Alemania, Gran Bretaña, Bélgica y España pondrían el grito en el cielo. Sería impensable. Por otro lado, nuestro Gobierno se lo pide y el gobierno americano felizmente se deja manosear de los Castro y de las Farc. Y además, si todo esto fuera poco, Kerry anuncia ayudas relacionadas con la seguridad de quienes se desmovilicen. ¿Será ayuda en cuanto a la seguridad jurídica? ¿O será seguridad física? Ojalá se refiera a que en caso de extradición por narcotráfico los ex-guerrilleros que terminen en EEUU estarán seguros en las celdas de una prisión federal. Ojalá no sea entonces seguridad jurídica para garantizar la impunidad por el terror y por el narcotráfico. Habrá que decirles a Obama y a Kerry, para que entiendan de una vez por todas, que lo que sucede en Colombia no es una guerra civil. Este conflicto no es más que el legítimo uso de la institucionalidad en contra de delincuentes y bandidos. Habrá que decirles que los colombianos no queremos la paz que nos pinta Santos, a costillas de nuestros principios democráticos y de darles todo a los guerrilleros, para que así no apoyen semejante despropósito antidemocrático que se está gestando en La Habana.