Levantados

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Tuto Santos Araújo

Tuto Santos Araújo

Columna: La Columna de Tuto

e-mail: tutinoaugusto@yahoo.es



Dos semanas antes de que estallara el escándalo contra el Defensor del Pueblo por acoso sexual y laboral, había escrito una columna sobre el tema del acoso laboral y me refería a esas personas que medio tienen poder y se creen Dios, y que los escoltas llevaban la peor parte pues los ponían de canasteros, es decir, de hacer mercado y mandados a los familiares de sus jefes.


Traigo a colación esta situación, a raíz de la denuncia hecha por Noticias Uno, de un escolta contra el Jefe de Seguridad de la Procuraduría General de la Nación, acusado no solo de acoso laboral sino que prácticamente, el denunciante pasó a convertirse en el servicio personal de su esposa.
Es costumbre de altos funcionarios o de personas que por suerte o palanca llegan a un cargo que les asignen seguridad (algunos exigen y la verdad no revisten peligro alguno, pero con tal de tener escolta y carro, que los visibilice ante la sociedad, hacen lo que sea por tenerlos).
Y ahí empieza el calvario para escoltas y conductor. Todo al servicio de los familiares del funcionario de turno. Muchas veces son humillados, obligados a trabajar hasta altas horas de la noche, y se les exige estar bien temprano al día siguiente, así sea que el jefe se levante a las once de la mañana, ellos deben estar antes y pobre aquel que ose en no ir temprano.
Es recurrente que funcionarios así arrogantes, que se creen de la realeza, que acosan laboralmente a sus subalternos, son personas de clase media, que aspiraban algún día ser importantes y cuando lo logran demuestran la catadura que tienen.
Pero esto tiene en mi opinión una explicación. Ser aceptados en la sociedad. Ya colocados en un buen puesto, pueden tener acción en un club, matricular a sus hijos en los colegios donde están los hijos de los poderosos, viajes a Europa. Cambiar de estrato es la prioridad.
Aclaro, que estoy de acuerdo en que si una persona humilde se forma, desde luego tiene derecho a tener mejor calidad de vida, eso no es lo reprochable sino ese afán desmedido de ambición personal que trae como consecuencias funcionarios públicos indignos.
Ya lo decía el expresidente Pepe Mujica, “El poder no cambia a las personas, demuestra lo que verdaderamente son”.