Con el carnaval llega lo insólito

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Llegaron los carnavales; muy puntuales, para cumplir con la tradición. A muchas personas no les interesa saber qué son los carnavales; mucho menos saber cómo se originaron. Sin embargo no sobra decir que es una manifestación jocosa que permite al pueblo raso igualarse con las autoridades que lo gobiernan y burlarse de sus normas durante tres días cada  año.

 

Claro que Mijail Bajtin, semiólogo y crítico literario ruso (1895 - 1975) va más allá y expone la teoría que denomina "carnavalización", que en la literatura tiene que ver con las voces y acciones que van por debajo de los diálogos básicos en una novela. En palabras más sencillas, la carnavalización es la presencia de personajes que en forma soterrada irrumpen en la narración sin pedir permiso para hacerlo. Nótese la similitud de ese hecho con la irreverencia característica del carnaval.

Para no ir muy lejos: el señor Vicente Pérez, nacido en Camarones, Guajira, pero radicado en Barranquilla, cuenta que en 1941 vio en la Batalla de flores, en Barranquilla, a un hombre disfrazado de mico. Le llamó tanto la atención que, años más tarde, creó la "Danza de micos y micas del carnaval", muy importante actualmente. El señor Pérez recibirá este martes 9 de febrero un homenaje que le ofrecerá la Fundación Carnaval S. A. en reconocimiento a su labor durante cinco décadas. Algo similar a la vivencia del señor Pérez presencié en mi niñez: había tres casas contiguas en una cuadra de mi barrio. En las dos de los extremos vivían sendos niños a quienes sus amorosas madres habían disfrazado de tigres, que era el vestido más frecuente por lo barato. Cada una de las esforzadas señoras ignoraba que el niño de su vecina luciría también un disfraz de ese felino. Cuando los niños salieron a la calle, cada uno se vio reflejado en el otro y hubo decepción, llanto y, por último, la consabida pataleta infantil y la pelea respectiva de sus "ofendidas" madres. Todo terminó cuando de la casa del medio salió el vecino, un hombre gigantesco, también vestido de tigre. Los tigrillos emprendieron veloz carrera en sentidos opuestos y el tigre mayor tuvo que corretearlos y solo descansó cuando regresó con los aprendices de tigre debajo de cada brazo. Parece un cuento, pero no lo es. En los carnavales ocurren hechos tan insólitos que el ruso Bajtin bien los habría podido tomar como ejemplos para su difundida teoría de la carnavalización.

El carnaval de Barranquilla es una fiesta signada por disfraces muchas veces estrafalarios entre los cuales están el Garabato, el Congo, el Torito, el Monocuco y la Marimonda. La Batalla de Flores data de 1903, introducida tal vez como desagravio colectivo y reparación simbólica por los daños causados por la Guerra de los Mil días, finalizada en 1902. Desde 1888 existía el Rey Momo, como contraparte de la Reina del carnaval.

El carnaval encuentra su espacio visible en días de febrero o marzo, dependiendo de la cuaresma entre los católicos. Pero su preparación, organización y perfeccionamiento ocupa a los barranquilleros durante todo el año. No es exagerado afirmar que las festividades carnestoléndicas del 2017 comenzarán este miércoles de ceniza, cuando aún esté caliente el cadáver del más alegre de los difuntos: Joselito carnaval.

Por: José Alejandro Vanegas Mejía
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.