La desigualdad a las que nos somete el Estado Colombiano a todos los jóvenes en el mundo laboral

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Erick Rada González

Erick Rada González

Columna: Opinión

e-mail: erick.rada.g@gmail.com



En los años noventa algunos legisladores en conjunto con algunos grupos representativos dieron una batalla fuerte en favor de los derechos de las mujeres, si bien con la Constitución Política de 1991 se reconoció de manera oficial la igualdad entre las mujeres y los hombres, pues no fue una solución definitiva para acabar la desigualdad existente, motivos por los cuales una de las primeras medidas tomadas por el Estado colombiano después de sentir la presión significativa de algunos personajes que colaboraron con que dicha medida sea una realidad, es la expedición de la Ley 581 de 2000, exactamente en su Artículo 4º. Señalando que el 30% de los cargos importantes (máximo nivel decisorio) y de otros niveles en la estructura de la administración pública deben ser ocupados por las mujeres, así mismo más adelante en el año 2011 con una gran reforma política se ordenó la inclusión obligatoria de las damas en igual porcentaje en la lista de partidos o movimientos políticos que aspiren a ocupar un cargo de elección popular.

 

Existirán muchas personas que en los años noventa no tenían las mas mínima idea de la actualidad del País, de la lucha dada por la participación de las mujeres en los cargos públicos, ya sea porque algunos eran muy chicos u otros porque simplemente no se interesaban en esos temas, pero otros que sí, que ya estarían muy grandecitos para tener plena conciencia sobre la creación de la Ley antes mencionada.

Hoy en día es una realidad latente que vivimos muchos jóvenes seamos profesionales, técnicos, tecnólogos, bachilleres, entre otras formaciones académicas. Es que en la instancia de estudiantes asistimos a las clases con todo el optimismo del mundo para terminar rápido las mismas, con la finalidad de conseguir el empleo de nuestros sueños, o por lo menos uno que nos de la estabilidad económica para vivir en un País en donde cada año que pasa se aumentan los impuestos, los alimentos, el arriendo, el transporte  desproporcionalmente al aumento del salario mínimo, pero nos llevamos la gran sorpresa que no hay oportunidades laborales para todos, solo son unos pocos los privilegiados, y para los que piensen que mi afirmación se sale de toda realidad, pues diariamente las cifras de desempleo y las estadísticas de los graduados que anualmente sacan las instituciones académicas confirman mi hipótesis, e incluso existen reportajes periodísticos publicados en algunos medios conocidos que indican cuales son las carreras obsoletas por su baja demanda.

Cuando por determinada razón nos toca asistir a una oficina pública, sea un Juzgado, una alcaldía, gobernación, concejos, asambleas, ministerios entre muchas más existentes, siempre nos llevamos la sorpresa que en la gran mayoría siempre de la totalidad de los empleados la mitad son hombres y la otra mitad mujeres que ya no pertenecen a la categoría de jóvenes, sino personas adultas que ocupan esos cargos por palancas políticas o por la simple razón que siempre han sido los mismo en esos cargos y sus jefes no prescinden de sus servicios porque prefieren la experiencia que la juventud, aunque no en todos los casos siempre es en ese mismo porcentaje, ya que el mismo puede variar.

La realidad de los años noventa era muy distinta a la actual, en esa época las instituciones académicas no graduaban anualmente la misma cantidad que hoy sucede, por lo tanto era más visible la desigualdad sobre el género femenino, pero ahora vivimos en una época donde existe una clara desigualdad del Estado con los jóvenes, aunque los líderes políticos se toman unos minutos en sus discursos en época de campaña electoral para decir que "la juventud es el futuro del País", nunca hacen nada para ayudarnos, por eso mi gran inquietud y critica al sistema es; por que los movimientos ciudadanos, partidos y líderes políticos, personas del común, lideres sindicales, y todos aquellos que pueden presionar a la Nación y el congreso no exigen la creación de una Ley de cuota que garantice la participación de los jóvenes en los cargos de las administraciones públicas a nivel decisorio y estructurales tal y como lo obtuvieron el género femenino.

Por: Erick Rada Gonzalez
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