Choque frontal ejecutivo y legislativo en Venezuela

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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



El Mandatario Maduro, al igual que su hombre fuerte detrás del trono Diosdado Cabello, dueño y señor del campo político y militar, ExPresidente de los diputados, jamás se imaginaron que iban a perder la hegemonía en la Asamblea Legislativa.

 

En las pasadas elecciones de diputados, no hubo lugar al tejemaneje y modus operandi, al cual nos tenían acostumbrados. Su injerencia

evidente se palpaba en forma directa en el Consejo Electoral y en la operación del voto electrónico. En este último tienen  técnicos y expertos cibernéticos que lo guiaban y dirigían a las mil maravillas según dicen los mismos venezolanos y por ello aunque se perdía en las urnas en el resultado final las fuerzas chavistas aparecían favorecidas.

Dada la apreciable ventaja electoral,  lo único que pudieron hacer y eso después de los comicios, fue la anulación  de los diputados del

Amazonas, mediante un Tribunal elegido por el gobierno. Así redujeron las mayorías de la oposición. Un golpe magistral y los asambleístas oposicionistas no tuvieron otra cosa que aceptar tal nulidad.Sin duda los afectó, pero aún están en condiciones, como lo demostraron recientemente, de bloquear la acción de Maduro y su nuevo Ministro de Hacienda. Su plan de emergencia económica que presentaron a consideración de la Asamblea lo rechazaron. La economía venezolana está en crisis, en cuidados intensivos.

Dentro de esos parámetros no pudieron aplicar inmediatamente la terapéutica extrema con vistas a enderezar la difícil coyuntura financiera, casi de Estado Fallido. Algunos analistas aseveran que esas medidas se asemejan a tomar una aspirina para conjurar una enfermedad terminal. José Guerra diputado y economista expresó:

“alguien con el mínimo nivel de alfabetización en economía no habría escrito un decreto tan peligroso para el país”. La posición mayoritaria en el Parlamento considera clara, abierta y públicamente, de que el decreto lejos de ofrecer soluciones, por el contrario profundiza los problemas de suyo bien complejos, derivados

del modelo económico que en esos 17 años ha impuesto el socialismo del siglo XXI.

Otros diputados comentaron  que se trataba de una trampa en la cual no iban a caer, pues lo que busca el gobierno es comprometerlos  a ellos en el fracaso de su política económica. Los argumentos oposicionistas en la Asamblea son que el gobierno no necesita poderes especiales para enfrentar este caos, producto de la demagogia y el populismo. A juicio del oficialismo el rechazo no es sino una forma de “darle la espalda al pueblo”. Diosdado Cabello se pronunció al respecto diciendo:” la oposición admite que hay una crisis, pero niega un

decreto para sacarnos de la crisis”.Otro punto de vista de parte de la oposición es que estas decisiones de emergencia se presentaron en forma unilateral. No los tuvieron en cuenta, no los consultaron y ellos lógicamente están convencidos de que hubiesen dado un aporte importante, con el propósito de que fuese un plan de choque concertado y más ajustado a la realidad económica que vive Venezuela. No hay manera de ocultar la escasez incluso de los productos de primera necesidad, la parálisis hospitalaria, la falta de drogas, la inflación más alta del mundo, la corrupción galopante del cartel de los soles y de altos funcionarios estatales. El Fondo Monetario Internacional pronosticó para 2016 una recesión  del 8% y una inflación del 720%, es decir la circunstancia económica, social y política de Venezuela en el inmediato futuro es ciertamente caótica e inmanejable. La fuente principal de sus ingresos, por no decir la única, puesto que constituye el 95% de ellos es el petróleo. La caída de los precios del barril por debajo de los 30 dólares ha agravado la situación y se vislumbra hambre, desespero y protesta, habida cuenta de que ya no resiste más el sacrificado pueblo de Venezuela. Se ratifica una vez más como bien lo anotaba el pensador Winston Churchill, de que el Comunismo es “la filosofía del fracaso, el credo de la ignorancia y la prédica a la envidia; su virtud inherente es la distribución igualitaria de la miseria”.

El panorama venezolano peor no puede ser. No se puede tapar el sol con las manos. No es sino observar los escenarios de las estanterías en los supermercados, de las colas en las clínicas y las caras de los ciudadanos. Eso es palpable y demuestra o nos dice todo.

Por: Gustavo Hernández López
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