Sencilla enseñanza de la aritmética

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Ramón Palacio Better

Ramón Palacio Better

Columna: Desde el Centro Azul

e-mail: ramonpalaciobetter@yahoo.com



Por lo general, hay informes aritméticos comparables que ayudan a trazar el verdadero cuadro psicológico de la situación en la que vive un país; igualmente cualquier organización o empresa pública o privada; cualquier individuo que maneje y origine informes aritméticos se pueden comparar para saber su situación o estado en el que se encuentre.

Uno puede sospechar de inmediato qué clase de país es aquel que acumula cada vez más indigentes, pordioseros o necesitados que deambulan por sus calles y carreras, habitan en las plazas públicas, durmiendo en bancas, bordillos, cobertizos, zaguanes, atrios y portales; en un contexto de evidentes problemas e inequidades económicas que dan pena y nos asombran cada vez más que ocurran en tan maravilloso país.

Somos un país en donde existen muchísimos contrastes, unos totalmente injustos, cobardes y muy desiguales y otros en donde la ignorancia es la solución más descarada y villana. En tanto determinados funcionarios públicos y privados lucen cada vez más prósperos, radiantes y más patéticamente aferrados a tener la sartén por el mango. Uno puede pensar y sospechar que tal empresa o individuo es tramposo o corrupto si, llamada a rendir cuentas, deforma cifras o las escabulle y le echa la culpa a otros.

Y, del mismo modo, cualquier colombiano puede creer que determinada persona es en exceso avispada o un vivo, si acomoda a su arbitrio o en su haber, cifras oficiales o privadas de la noche a la mañana, o si recurre a exóticas marrullerías para deducir qué anda pasando en el país o cuál fue la secuencia exacta de hechos ocurridos hace treinta años.

En sociología, todo dato aritmético que presuma ser estadístico debe tomarse con pinzas, y por los pliegues, porque los datos estadísticos casi siempre, son radiactivos y muy infecciosos. Dos razones fundamentan tal prevención.

Una: los datos estadísticos suelen ser concertados y conspirados por economistas y no por los matemáticos, lo cual implica grave imprudencia. La otra: toda información o dato público que contiene cifras es casi siempre, un bocadillo fácil de la especulación, o bien se presta a perverso escamoteo, engaño, o bien responde a la ley de Murphy.

Un ejemplo: la cifra que indica la verdadera edad de una vedette quizá depare susurros sibilinos o ganas de llorar, según sea el ángulo de enfoque. La ley de la relatividad se basa en principios como éste. Cuando las cifras invitan a atar cabos sueltos, hasta el más torpe o ignorante de los estudiantes de matemáticas es capaz de procesar odiosas comparaciones.

Si quienes manejan los recursos de nuestra nación hoy en día difunden con admirable alharaca, que nuestro país acumula en estos momentos una cifra récord de divisas que asciende a 50.000 millones de dólares, entonces vale la pena tener en cuenta y comparar que, según The Wall Street Journal, las reservas del Banco Central de Brasil andan por los 260.000 millones de dólares y que China sobrepasó los 2,8 billones.

Así que no dejemos que nos sigan engañando, estas sencillas lecciones de aritmética nos indican ciertamente porque existen tantos y miles de humildes, indigentes, pordioseros, pedigüeños, necesitados y mendigos en nuestras ciudades colombianas en donde en las calles y carreras deambulan miles de desocupados, como igualmente en infinidad de plazas públicas de las ciudades capitales de nuestro país.

De manera que no es raro que el delito haya crecido a la par de la pobreza extrema, como igualmente raro siguen siendo ciertas formas de impune promiscuidad social que andan aparejadas y dispuestas a incrementar cada vez más, la drogadicción entre los jóvenes de las generaciones del presente.

De tanto en tanto, también la aritmética da certeza de que alguna gente circula por la vida con uno o dos tornillos flojos en la cabeza. Días atrás, un candidato y postulante anónimo adquirió en subasta, en Las Vegas, Estados Unidos, una simple placa de radiografía, de un tórax humano, con sus costillas muy bien alineadas.

Pagó 80.000 dólares por ese negativo, que muestra parte del esqueleto de la sensacional Marilyn Monroe en 1954. De manera que así andan las cosas, con tan fenomenales contrastes de la sencilla realidad aritmética colombiana, en donde miles y miles de compatriotas hoy no tienen ni para comprar un tinto de nuestro buen café.