No más violencia contra la mujer

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Jairo Franco Salas

Jairo Franco Salas

Columna: Opinión

e-mail: jairofrancos@hotmail.com



Se requiere conciencia, sensibilización y voluntad los 365 días del año de parte de la sociedad y los medios para que se disminuya y acabe las diferentes formas de violencia contra la mujer.  En Colombia son notorios y reiterados los hechos en los que resultan afectadas en su integridad física, moral y psicológica muchas mujeres.

 

Hay que prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra la mujer, ya que eso constituye una violación de sus derechos, es una ofensa a la dignidad humana; la eliminación de todo tipo de violencia contra ellas es indispensable para su desarrollo individual y social y su plena e igualitaria participación en todas las esferas de la vida, dejando constancia de una frase que toda mujer tiene derecho  a una vida libre de violencia, tanto en el ámbito publico como en el privado.

Se acentúa la violencia contra la mujer por hombres que no tienen otra actitud que actuar con vileza,  aumentándose el machismo. A la mujer no se le debe tocar ni con el pétalo de una rosa, se dice, pero el tema de la violencia contra ellas en Colombia se mantiene de diversas formas y se deja entrever en el maltrato que se le da de manera soterrada.  Al respecto se observa un panorama de impunidad, porque la mujer no se resuelve a denunciar a su agresor. 

Por violencia contra la mujer se entiende cualquier acción u omisión, que le cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual, psicológico, económico o patrimonial solo por tener la condición de mujer.  Se violenta a este género cuando se les excluye de espacios que con su formación académica pueden hacer aportes valiosos.  

La violencia de géneros destruye la  igualdad de derechos.  Nuestra Carta Magna indica que la mujer y el hombre tienen iguales derechos y oportunidades, la mujer no será sometida a ninguna clase de discriminación.  Es importante que se les brinde, más y mejor atención, que asuman ellas sin obstáculos el papel que les corresponde.

Muchos hombres, no todos, ven a las mujeres como un objeto que quieren exhibir, un trofeo en el medio en el que viven y creen que tiene "supra-derechos" para hacer y deshacer lo que quieran con ellas con poder, un dominio que puede empezar con un sutil galanteó y que la mujer no detecta oportunamente, confundiendo que esto es parte de ese "paquete amoroso".  Ellas con ese "sexto sentido" que tienen para descubrir son las primeras que debieran identificar la intencionalidad de su amigo, compañero, novio, marido,  llámese como sea o quienes las pretendan, son las que tienen que detener esa situación  de violencia que se les aproxima; es la circunstancia de más vida las que deben tomar, salirse a tiempo y no tolerar o permitir  hechos que desencadenen fatalmente. 

El primer paso les corresponde a ellas ¿por qué no lo hacen?, mi criterio y recomendación es rechazar todo tipo de violencia contra ellas. Las mujeres actuales y de las futuras generaciones no pueden permanecer al margen de esta gigantesca civilización contemporánea sin ser beneficiadas. No se violenta a la mujer, cuando la sociedad le brinda mayores oportunidades: solteras o casadas para aquilatar su educación y rol jerárquico  en los diferentes ámbitos de la ciencia, la política, las artes, los idiomas, etc.

Para una mejor convivencia digamos que no hay que contrariar ni a la mujer ni a la lógica. El amor a ellas no solo se debe dirigir con halagos, debe estar acompañado con el respeto.  Ante el primer asomo de violencia, la mujer que se considere afectada, debe denunciar ante los entes de  justicia,  pues legislación protectora para ellas existe, como la Ley 1257 que originó el movimiento Mira para sensibilizar, prevenir y sancionar formas de violencia y discriminación contra las mujeres. No admitir, otorgar ni asimilar un comportamiento que no les corresponde  y así frenar y desenmascarar a cualquier agresor.  

Ellas, más que piropos ridículos, ramos de rosas rojas, serenatas, perfumes etc., hoy día necesitan ser respetadas, valoradas y comprendidas, ser tratadas como vaso frágil, para realizar hombro a hombro con el hombre una odisea.