No es para tanto

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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Parecía el día de las madres porque rara vez he oído que las nombren tanto, pero no, era la frustración de un país con su selección de fútbol.  La derrota de la Selección Colombia en Uruguay por tres goles se convirtió en una ofensa. El orgullo nacional quedó maltrecho.

 

Todos aquellos que cuando la selección gana, gritan a voz en cuello, ganamos, ese día casi llorando gritaban, perdieron.  En las buenas la victoria es de todos, en las malas, la derrota es de los que de verdad sudan la camiseta. ¿Quién dijo que la vida es justa?

En un mundo en que todos quieren todo ahora y ya, no queda espacio para planear y pensar a largo plazo. Como consecuencia de esto, del cortoplacismo y la gratificación inmediata, vivimos la mayor parte del tiempo frustrados y paralizados.  Para muchos la vida es un doloroso símil de la bicicleta estática o el paso del cangrejo.

Este cortoplacismo se ha convertido en parte de nuestra idiosincrasia colombiana y se refleja en todos los escenarios de la vida nacional. Si el presidente no hace milagros en cuatro años, entonces no sirve.  Si la paz no se firma en 30 días, se le entregó el país al castro-chavismo, y así sucesivamente.  El asunto es tan perturbador y nocivo que a pesar de que a los ejecutivos colombianos en general se les reconoce una buena formación profesional, el punto negativo frente a sus pares de otras latitudes es la dificultad para pensar a largo plazo. Otro tanto sucede con nuestros empresarios, que viven reaccionando a las fuerzas del mercado y buscando siempre crear ventajas coyunturales y no estructurales.

Volviendo al otro partido, Facebook el  13 de octubre era un cementerio o el nuevo muro de los lamentos.  Técnicos frustrados criticaban a Pekerman, sugerían jugadores y daban consejos como si fueran expertos en la materia. Si se tuviera una visión a largo plazo, se entendería que clasificar al mundial es un proceso, y que la meta es clasificar y no ganar todos los partidos.  Algunos partidos se pierden en el proceso. 

Por qué no entender que la meta es renovar el talento humano, y para esto hay que darle la oportunidad a jugadores nuevos para que crezcan profesionalmente, y a su vez le den sostenibilidad al futbol colombiano.  Para mí, el proceso de la Selección Colombia va de la mano y tiene que reflejar la evolución del futbol colombiano.  Hoy nuestros jugadores de futbol juegan en todo el planeta y son muy apetecidos.  Nuestra selección aunque debe contar con jugadores claves que tengan la suficiente madurez para darle tranquilidad al conjunto, estos no pueden convertirse en imprescindibles.

Quizás debería servirnos de experiencia lo que sucedió en las eliminatorias pasadas, en donde Falcao se había vuelto imprescindible y casi que un amuleto de buena suerte. Era la carta garantía de la victoria.  Cuando se lesionó Falcao, la selección se adaptó, y ha sido la mejor selección de la historia de nuestro futbol.  Mejor aún, se abrió el espacio para que surgieran jugadores increíbles como James y Cuadrado, entre otros.  Al final del mundial nadie se acordaba de Falcao.

En últimas, el fútbol es mucho más que un juego para divertirnos. Los excelentes jugadores colombianos son nuestros embajadores y nuestra mejor carta de presentación ante el mundo.  Además son un producto de exportación que es bien valorado y que pone a pensar a la gente de que Colombia es mucho más que café y esmeraldas, y que el país tiene muchas cosas positivas para mostrar. Ni que decir que nuestros técnicos de futbol también son muy apetecidos.  Es un enorme reconocimiento que Osorio haya sido nombrado técnico de la selección mejicana, un país muy nacionalista.

Hay que dejar que el que sabe haga lo que sabe hacer.  A nosotros nos corresponde creer en quien dirige el proceso, y darle un voto de confianza.  En últimas no es tanto que Pekerman lleve o no a Colombia a un mundial; Pekerman le ha dado al futbol colombiano otra mentalidad y enfoque, y al hacerlo le ha dado una relevancia a nuestro fútbol que antes no tenía. Tenemos que apoyar a Pékerman.