Votar por votar no aguanta

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Escrito por:

Saúl Herrera Henríquez

Saúl Herrera Henríquez

Columna: Opinión

e-mail: saulherrera.h@gmail.com



No podemos ser los magdalenenses simples autómatas frente a la responsabilidad ciudadana que tenemos y nos compete respecto de elegir ediles, concejales, alcaldes, diputados y gobernador. No podemos actuar frente a tal compromiso de manera irresponsable e irresoluta, alejados de la razón, de bien-pensar, de no evaluar los valores de los candidatos. Señores por favor, no podemos votar por que sí. No podemos votar al vaivén de los cantos de sirenas.

 

Nosotros los magdalenenses tenemos que luchar por derrotar la desidia, las dificultades en que nos encontramos, destruir el voto autómata, el voto de aquellas personas que elegirán a candidatos sin reflexionar ni practicar ejercicio crítico alguno. Electores que parecieran ir por la vida porqué si, electores a quienes tiene sin cuidado si hay o no inflación, devaluación, estanflación, dólar alto o dólar bajo, balanza comercial favorable o desfavorable, Son personas que no escuchan ni razonan ni piensan ni evalúan los valores de los candidatos. Nada: ellos votarán por lo amarres que tengan pactado, bien sea por conveniencia o por dinero, pero nunca un voto producto de la reflexión que persiga lo mejora en beneficio de todos.

Nuestro presupuesto se ha visto menguado, ha cambiado de rumbo, ha dejado de favorecer a los más para engrosar las arcas de los menos. Tenemos que evitar que la mayoría de los votos sigan siendo votos mecánicos a favor de mezquinos intereses. Tenemos que darnos cuenta que no hay gestión que apunte a minimizar la onerosa economía familiar. Entender que nuestros gobernantes esconden sus gigantescos ingresos en partidas secretas inconfesables. Que se enriquecen. Que no hacen obra pública. Que la delincuencia sigue siendo un flagelo social. Que no proporcionan agua, trabajo, ni empleo. Que nuestra economía se ajusta a la baja. Que reformas estructurales no hemos tenido ninguna. Que el "modus vivendi" de nuestros servidores públicos es ostentoso como producto de la mentira, el robo, esconder, usurpar, falsificar y alterar.

Son nuestros dirigentes en su mayoría, personas a quienes no les corre por las venas la sensibilidad necesaria que se debe tener cuando de orientar, conducir y dirigir a las gentes se trata. Y todo, porqué saben, entienden y comprenden que la sociedad que observa es muy escasa por no decir que ninguna, y lo que es peor, sin capacidad de organización, lo que hace decir a muchos, y de pronto hasta con razón, que somos un departamento de reprobados, incapaces de tomarnos de la mano para ir en una misma dirección y alcanzar un fin común. Que socialmente hemos creado un gran caldo de cultivo para que los políticos delincuentes se lucren a placer con la impunidad que se refrenda cuando los obnubilados votan por quienes no deben votar, sin interesar ni importar que sea lo que sea y que pase lo que pase.

No seamos más un electorado incapaz de entender las consecuencias de un voto inútil, que impide la oxigenación de las instituciones. Iniciemos el proceso de reconstrucción de nuestro departamento, una tarea posible cuando una buena parte del electorado o todo no sea más sordo, ciego, mudo, vote a conciencia y no como hoy lo hace.



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