¿Amnesia, estupidez o barbarie?

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Alvaro González Uribe

Alvaro González Uribe

Columna: El Taller de Aureliano

Web: http://eltallerdeaureliano.blogspot.com



A veces leo los foros de los periódicos como una manera de "medirle el aceite" a la sociedad. Es asomarse al alma de las personas, pues amparadas por el anonimato, allí no tienen tapujos en decir con sinceridad lo que piensan, ya sean ignorancias, barbaridades u ocurrencias inteligentes. Hace poco este periódico publicó la noticia sobre tres atracadores ensañados con el barrio Ciudadela 29 de Julio, y que "en la mayoría de las ocasiones han dejado a sus víctimas sólo en calzoncillos" (El Informador, 11-01-11).

En la nota aparecía la denuncia de un morador del sector, quien pidió no ser identificado "porque piensa montarles cacería junto con dos vecinos más, ante la ineficiencia de las autoridades", añadiendo que "no estoy de acuerdo con hacer justicia con nuestras propias manos, pero es que estos tres flacuchentos tienen azotados al barrio y ya no aguantamos más. Como los agarremos vamos a cortarles las... manos".

Y transcribo estas perlas de los espontáneos foristas, publicadas como comentarios de la noticia:

Dice "Carlos76": "Bueno, ganas no faltan pa levantarlos a bala. Pero matar no es la solución; hay que montarles cacería, colocarles un señuelo pa que caigan, alguien con un buen par de zapatos que llamen la atención y cuando las raticas ataquen (y ojalá puedan grabar en cámara el atraco) caerles y darles una soberana paliza, pa que dejen la maricada, ojo, eso sí, la paliza no la graben…"

Y contesta "cariñoso": "¿Para qué?, se recuperan de la paliza y siguen atracando en otro sector. Antisociales de estos no serán extrañados por nadie". Luego agrega "vitima": "de acuerdo, dalos de baja o esperar que ellos sí acaben con la vida de una persona útil a la sociedad". Y ¿qué tal alias "Charles Bronson"?: "Toca individualizarlos y tomar la justicia por nuestra cuenta. Invito a crear un escuadron de seguridad en la Ciudadela, que sea mano dura con estas ratas miserables, no se compadecen de niños y ancianos, entonces no tengamos compasión de ellos. Muerte a las ratas de la Ciudadela" (¿nace el "Mar"?).

Dice "Esteban": "¿y qué esperan los vecinos para acabar con esas lacras?" Y remata "Sergio Lopez" (el higiénico): "Bueno, ni modo, toca hacer justicia por nuestras propias manos. Hora de hacer una pequeña limpieza en el barrio".

¡Por Dios!, y esto, además, se lee en todas partes del país. Luego de un pasado tan reciente cuyos efectos aún vivimos, no aprendimos cuál es la forma civilizada de capturar a los delincuentes, de juzgarlos y de castigarlos. Es parte del fondo de la condición humana, en donde se alberga la venganza a veces vestida de barbarie. Es difícil que no nos aflore en ocasiones ese sentimiento fruto de la impotencia, del desespero o del instinto de conservación: cortar con nuestras manos la mala yerba. El problema es que no es tan fácil como se cree saber cuál es esa mala yerba, ni las razones por las que crece, ni si la forma de castigarla sea cortándola.

Muchos, hasta de "buenas familias", dicen que hay personas a las cuales es mejor desaparecer, los he oído y no veo sentido discutirles, pero acá dejo mi posición: hay algo en mi formación humana que me obliga a estar en contra de la justicia por cuenta propia, es algo casi ciego, y para algunos quizás una tara, pero la razón social me dice que así no puede ser, y punto.

Por ello me he opuesto siempre a cualquier tipo de justicia, procedimientos o castigos que no sean legales y morales, conformes a la ley y a mis principios. Así soy yo, y así me fui.

Guerrilleros y paramilitares son hijos de un coctel compuesto por la impaciencia e intolerancia ciudadanas, y por la ineptitud y desidia del Estado, que nos ha llevado a la peor época de nuestra historia. Pero lo más grave hoy es que ambos bandos incubaron una hidra de cien cabezas llamadas "bacrim": la misma salvajada regionalizada, dividida y multiplicada.

Y, quién lo creyera, hay algo mucho peor: luego de años de equivocaciones, sangre y dolor los ciudadanos no han escarmentado y quieren volver a jugar a los vaqueros, como se lee y oye en los foros de los periódicos y en reuniones sociales. Sé que a muchos ahí les quedó…