Descalabro y desplome de una marca acreditada 

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Nadie en el mundo, dado su prestigio  internacional, dudaba acerca de la marca de vehículos  alemana Volkswagen. Había sido garantía de fabricación, idoneidad, eficiencia y calidad de sus partes. Era la marca más posicionada  en el mercado del automóvil.

 

El escarabajo fue el auto más vendido en la década del 50,  el más deseado por todos, por razón de su precio, su ahorro de gasolina, su excelencia y su durabilidad. Hitler  quería que fuese el carro popular, al alcance de las clases menos favorecidas, es decir el  "automóvil del pueblo".

Ferdinand Porsche  se encargó de ese proyecto, cuyo objetivo no era otro que construir un vehículo sencillo y barato con destino a la mayoría de los germanos. El partido nazi  facilitó a este constructor toda la infraestructura necesaria, para que materializara  tal idea.

Se fundó una ciudad Kdf- Stadt para tal fin. Hubo una gran ceremonia, con una asistencia que superaba las 70000 personas. Presidió el Fuhrer  ese acto.  Pero la segunda guerra mundial impidió que Hitler plasmara en realidad la factoría y se cumpliera su cometido, por cuanto hubo necesidad de utilizarla en una producción militar.

Finalizada la guerra, el Señor Porsche por su vinculación con los nazis lo encarcelaron y los ingleses tomaron el control de la fábrica. A partir de 1950 el escarabajo sale al mercado en Europa y América. En 1955 salió la unidad un millón y en 1972 superó el record de la Ford en unidades fabricadas al llegar a 15 millones de Volkswagen fabricados.

Tenía una característica, consistente en que se podía modernizar. Con los nuevos aditamentos, piezas y repuestos, quedaba como si fuese último modelo. Era el  carro que la mayoría de la gente ha querido tener y quién lo tuvo o aún lo posee no duda en afirmar sin ambages de que es un automóvil uno A.

Finalizando el siglo pasado el Volkswagen  (escarabajo) se consideró "el automóvil del siglo". En 1978 se dejó de producir en Alemania. En el Brasil se produjo hasta 1985 y en México  la producción funcionó hasta el 2003. La última unidad producida está exhibida en el Museo de la Volkswagen en Wolfsburgo y uno de esos vehículos procedente de la fábrica mexicana se lo obsequiaron al Sumo Pontífice Juan Pablo Segundo. Se constituyó en el vehículo emblemático de la Volkswagen.

En este momento hay una tormenta contra la Volkswagen, en la cual incluso ha intervenido la Primera Ministra Ángela Merkel, solicitando que haya transparencia y se aclare a la mayor brevedad, todo lo relacionado con la manipulación de los datos de emisiones contaminantes de varios de sus modelos Diesel que comercializaban en los Estados Unidos.

El Grupo Volkswagen deberá  pagar a la Agencia de Protección Medioambiental estadounidense una multa de $ 18.000 millones de dólares, es decir $ 37. 500 por cada vehículo fraudulento. Son500.000 vehículos engañosos registrados en el mercado americano. La falta es grave, es una estafa, una deshonestidad, toda vez que los compradores estaban convencidos de la bondad de la Vw en materia ambiental, respecto de la competencia.

No se puede jugar con fuego porque se quema quien lo haga. Ese juego sucio  no tiene justificación. Le está costando caro no solo monetariamente sino el daño es en la confianza, la credibilidad, el prestigio de su marca, ya que Volkswagen era sinónimo de seriedad comercial y  calidad de sus vehículos.

Parece que en el mundo existen 11 millones de automóviles con ese programa tramposo. Su Presidente Martín Winterkorn renunció. En Frankfurt sus acciones  perdieron un 20%.Esta baja les representó 29000 millones de moneda americana en dos días.

En su historia de 78 años es su peor crisis. Han reservado $ 7300 millones de USA para cubrir costos derivados de este problema. En mi sentir esta suma es corta, frente a aquello que les tocará pagar, en orden a recobrar la confianza de los consumidores, clientes y potenciales compradores.