No le pidan peras al olmo

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



Ante la crisis con Venezuela, muchos se están preguntando cuál debe ser el próximo paso del gobierno colombiano.  No hay mucho que pueda hacerse sino armarse de paciencia y mucha resignación, y dejar que las cosas sigan su curso normal.

 

Este asunto tiene mucho de trágico y cómico a la vez.  Los colombianos queremos que se respeten los derechos humanos de unos cuantos miles que han sido expulsados, sin darnos cuenta, que la tragedia humanitaria de los colombianos es de menor cuantía comparada con la tragedia humanitaria de las fronteras hacia adentro, de los millones y millonas de venezolanos atrapados en un sin salida.

Al gobierno de Maduro, ese que ha encarcelado a la oposición, que ha amordazado la libertad de prensa, entre otras graves violaciones de derechos humanos, no puede interesarle violar los derechos de unos cuantos más.  Si no le interesan los derechos de los venezolanos, como van a interesarle los de los colombianos.  No se le pueden pedir peras al olmo.

Por razones de conveniencia política, el gobierno colombiano se hizo el de la vista gorda cuando el gobierno venezolano atropellaba a sus ciudadanos, y no ha habido presión internacional que valga para que cesen los atropellos.  Ahora les tocó el turno a los colombianos residentes en Venezuela, y ya es muy tarde para levantar la voz como en el famoso lamento de Martin Niemoller.  Es que la cobardía se paga cara. Por otro lado es inconcebible que lo acontecido haya tomado al gobierno colombiano por sorpresa. 

Muchos hemos advertido sobre la inminencia de este tipo de situaciones.  Simplemente, el colapso de Venezuela no es posible sin generar una crisis en las fronteras.  De hecho las probabilidades son altísimas de que en los próximos dos años se produzca un éxodo hacia Colombia, ya no solo de colombianos sino también venezolanos y cubanos que huyen de la debacle.  Nuevamente la pregunta, ¿tiene el gobierno un éxodo a gran escala dentro de sus cálculos?

El siguiente paso, a mi modo de ver, es preguntarnos si queremos, y ¿qué tanto podemos blindarnos ante la inminente implosión del chavismo del siglo 21?  Es importante que sepamos a ciencia cierta qué tanta capacidad de maniobra tenemos.  Los esfuerzos deben encaminarse a reforzar la vigilancia en la frontera, a fortalecer las economías fronterizas y ayudarlas a buscar mercados distintos a Venezuela, y la otra es la reducción acelerada del comercio con ese país hasta llevarlo a punto cero.  Debemos aprovechar el cierre de frontera de Maduro para hacer lo propio de este lado.  Hay que desde ya pensar en cómo minimizar el coletazo de la crisis venezolana.

 El gobierno está en lo correcto en que no es el momento de hablar con Maduro. Es absurdo querer la cabeza de la canciller Holguín por esta crisis.  Estamos frente a un régimen al que la gravedad de las circunstancias le ha hecho perder la racionalidad, si es que alguna vez la tuvo, y ante esto no hay diplomacia que valga. El afán de supervivencia de Maduro está llevando a que se estén abandonados los últimos recatos democráticos y se esté cruzando la línea hacia el lado oscuro del autoritarismo dictatorial.

Simplemente no se puede razonar ni dialogar con un hombre asustado y desesperado. Por esto, lo único que podemos hacer es darle tiempo al tiempo, y manejar la crisis actual lo mejor que podamos para no darle el gusto de crear un enemigo externo, una cortina de humo negro y espeso que le permita esconder la tragedia humanitaria que hoy vive Venezuela.



Más Noticias de esta sección