Nereo: un contador de historias

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Escrito por:

José Vanegas Mejía

José Vanegas Mejía

Columna: Acotaciones de los Viernes

e-mail: jose.vanegasmejia@yahoo.es



Uno de los grandes reporteros gráficos de Colombia falleció el 25 de agosto pasado. Nacido en Cartagena el 1 de septiembre de 1920, Nereo López dedicó su vida a la fotografía. En una ocasión afirmó: "Vivir de la fotografía es una cosa que hacen muchos. Lo que yo hago es distinto: fotografío para vivir".

 

El nombre Nereo tiene sus connotaciones mitológicas y, posiblemente, en el momento de bautizar al inquieto niño en Cartagena alguien tuvo en cuenta la importancia del dios de las olas del mar. Al fin y al cabo, Nereo, hijo de Ponto y Doris, padre de las nereidas, tenía el don de la profecía. Nereo López Meza, por su parte, fue una especie de profeta en su tierra, la cual retrató en todas sus dimensiones durante gran parte del siglo XX y continuó vigente hasta nuestros días.

Es posible que los colombianos no hayamos asimilado la importancia que adquirió nuestro paisano a lo largo de su prolífica existencia. Fue fotógrafo, reportero y técnico en proyección cinematográfica, cronista y maestro de fotografía. El gobierno nacional lo designó para que cubriera los actos de entrega del Premio Nobel a García Márquez en 1982. Ya había acompañado al papa Paulo VI durante su visita a Colombia en 1968.

Nereo se estableció en Nueva York después de liquidar su empresa.

Su gloria estaba consolidada, gracias a la calidad de su trabajo como testigo de los acontecimientos más significativos en la historia de Colombia a partir de los años cuarenta. La edad nunca fue obstáculo para su actividad creativa. Al sobrepasar los noventa, afirmó: "Tengo 92 años y, según intuyo, ya es tarde para ser viejo".

Muchísimas de las imágenes tomadas por Nereo pertenecen al patrimonio cultural de la nación. Gracias a su trabajo varias generaciones de colombianos han podido acercarse a la historia de nuestro país. Como testimonio de ello citamos la obra "Nereo López, un contador de historias", que corresponde al quinto libro de su colección. Cada rincón de Colombia encuentra cabida en este trabajo de Nereo.

Entre los reconocimientos recibidos por Nereo están el Primer premio Mundial Kodak Nueva York, con la fotografía "Balcones de Cartagena", en 1963, la Medalla de Honor del Ministerio de Cultura de Colombia y la Orden Cruz de Boyacá en la categoría de Gran Oficial, año 2000. Fue integrante del Grupo de Barranquilla, que sesionaba en la taberna 'La Cueva'. Trabajó para los periódicos El Tiempo y El Espectador; también para la Revista Cromos, de Colombia. Colaboró por algún tiempo con la revista O Cruzeiro, de Brasil.

Decía Nereo: "Un buen fotógrafo debe ser intuitivo y tener poder de observación. Yo sé que soy un buen observador y veo cosas que los demás no ven. ¡Esa es la diferencia! Hay fotógrafos muy buenos y fotógrafos menos buenos, pero los muy buenos saben ver más. El equipo y las películas son los mismos; las cámaras digitales o no son las mismas, unas con más capacidad y otras con menos, pero todo radica en el poder de observación".

Se marchó Nereo, uno de esos costeños auténticos que, al recordarlo, nos sacan una sonrisa de satisfacción y orgullo. Lo conocemos como el "Fotógrafo del Carnaval de Barranquilla".