El Ejército de ayer, de hoy y de siempre

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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



El 7 de Agosto en ceremonia que tuvo lugar en la Escuela Militar de Cadetes José María Córdova, se conmemoró como de costumbre en la forma más solemne, un aniversario más de la creación del Ejército Nacional.

El Ejército ha sido, es y seguirá siendo la Institución más querida por todos los colombianos, por cuanto ha llegado a su alma, se ha compenetrado hasta con los villorrios más alejados, pues el Estado llega allí únicamente por conducto de esta Institución Armada. De ahí que haya logrado por su misma misión el respeto, el cariño y en cierto modo la veneración de sus compatriotas.

El Ejército es el sentimiento hondo de ser colombiano, es el querer con todo su corazón su nación, es defenderla por ende con ahínco. Es sentir las necesidades de un pueblo, es entregarse por una causa noble, es vivir intensamente sus símbolos, himnos y lemas; que son los que unen, crean la mística y el fervor patriótico.

Los rigores del cansancio, los sacrificios normales del quehacer cotidiano, el dejar su familia, las diversiones, el no poder estar con sus Padres, hermanos y familiares en sus fiestas y celebraciones, son situaciones y particularidades que le causan al soldado tristeza y nostalgia momentánea. Todo ello se supera al darse cuenta de la grandeza y nobleza de su labor.

Pero dada su alta concepción de la responsabilidad y el amor por su Patria, el soldado continúa su marcha en la selva, en los ríos, en las montañas, cumpliendo con su deber, exponiendo su existencia en aras de garantizar la vida, honra y bienes de sus conciudadanos.

Por las razones expuestas anteriormente es el uniformado de camuflado, quién vibra con todo aquello que tiene que ver con Colombia, se enorgullece en portar su indumentaria militar y cumple con ganas y alegría su tarea de soldado.

Esta última aseveración es filosóficamente profunda, en cuanto que significa que el soldado se apasiona y ama lo que hace, es decir es feliz y se le refleja en su rostro. Se identifica en consecuencia con la frase de Jean Paul Sartre, quien expresó lo siguiente: "La felicidad no es hacer lo que uno quiere hacer, sino querer lo que uno hace".

Esa es la razón de ser de la frase de nuestro Libertador Simón Bolívar cuando afirma "ser soldado es la mayor de las glorias", expresión plasmada en la oración Patria, que todos los días se reza en los cuarteles, con especial devoción. Es un grito que sale del corazón, siendo la demostración real y evidente del orgullo de ser: soldado del ejército de Colombia.

El soldado, no importa el grado, sea raso, suboficial, oficial subalterno, superior o de alta graduación, posee una cualidad propia y singular, que solamente la aprecia y sopesa en su justa medida quien ha estado bajo banderas. Se trata de la actitud permanente de servir a sus conciudadanos, cualquiera que sea su raza, condición social, política o religiosa. Ese es su objetivo: prestar con resignación, empeño, valor, y compromiso el servicio a sus compatriotas.
El Ejército está conectado con los campesinos.

Ellos saben y están seguros de que los acompaña y los defiende de toda clase de malhechores. También con frecuencia les colabora e instruye en sus faenas agrícolas. Por eso mismo el campesinado cree en su Ejército y le manifiesta su agradecimiento con deferencia y afecto a lo largo y ancho del territorio nacional.

El actual Comandante del Ejército es el Señor General Alberto Mejía Ferrer, recientemente nombrado. Se trata de un pundonoroso oficial con brillantes ejecutorias, tradición militar, trayectoria importante, liderazgo auténtico y capacidad manifiesta. Tengo la certeza de que no será inferior a esa enorme responsabilidad.

Los derroteros de sus ancestros y de los héroes quienes nos legaron la libertad y la independencia le servirán de guía con miras a continuar en la defensa de nuestra soberanía, de nuestro territorio, de nuestro Estado de derecho y de nuestra carta magna. Que el Dios de los Ejércitos lo ilumine en la conducción de su Fuerza.

En esta conmemoración hago llegar a todos los soldados en actividad y de la reserva activa mis más sinceras y calurosas congratulaciones y mis mejores augurios para que en los años venideros se afiance el honor, la lealtad y las virtudes militares inherentes a los hombres de armas.

En estos tiempos difíciles, de zozobra e incertidumbre frente al futuro inmediato, es oportuno y conveniente poner de presente aquello que reza y señala en su parte inicial la oración Patria: "Colombia patria mía, te llevo con amor en mi corazón creo en tu destino y espero verte siempre grande respetada y libre".



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