Los chinos venían avanzando vertiginosamente en todo sentido. En el aspecto tecnológico, industrial, social y desde luego en el campo económico. Su crecimiento inusitado y sorprendente sobresalía entre todos los países del mundo. Eran ejemplo de pujanza, orden, ingenio, iniciativa, dinamismo, riqueza y progreso.
Pero han empezado a descuadernarse como diría el extinto presidente Carlos Lleras. Durante este año, principalmente de mayo para acá se produjo el colapso financiero.
Están con un alto endeudamiento, con una bolsa de valores de capa caída, se nota además el efecto de la burbuja inmobiliaria, es decir se encuentran en un estado de desaceleración de su economía. Todo ello se refleja en su situación propia bien preocupante, pero no nos cabe la menor duda de que impactará y se reflejará en la esfera financiera mundial.
Lo curioso e inexplicable es que no ha habido divulgación mayor, por un hecho económico de magnitud y trascendencia, dado que se trata de un terremoto crematístico, cuya repercusión se vivirá y abarcará a todos los continentes.
Se le ha dado más importancia al problema de la deuda griega, que al lado de esta coyuntura china es una cosa de menor cuantía. No se puede olvidar que el gigante asiático tiene la segunda economía del globo terrestre.
Han sido últimamente los grandes importadores y del mismo modo los exportadores singulares. Sus productos por sus precios bajos son demandados en las naciones desarrolladas y en aquellas en vías de desarrollo.
Este factor cambiará sustancialmente. Sus inversiones se reducirán a su mínima expresión, sus apoyos a algunos pueblos que han venido subvencionando disminuirán o se extinguirán. Su influencia manifiesta perderá fuerza en todas partes del orbe.
Los mercados bursátiles chinos, tuvieron un desplome del 8%. Han perdido diez veces el tamaño de la economía griega. La deuda griega es de 375.000 millones de dólares y la pérdida en la China de junio a esta parte es de 3 billones en dinero americano, esto es diez veces el PIB de Grecia. Las empresas chinas cayeron en un 20%.
Las pérdidas en menos de un mes equivalen al doble de todo el mercado de la bolsa en la India o al PIB del Reino Unido. Es de tal envergadura la circunstancia económica China, de que el editor económico de la BBC de Londres Robert Peston ha manifestado: "Es un terremoto financiero en ciernes".
El periódico The London Telegraph expone los paralelismos entre la China actual y los Estados Unidos en 1929, cuando se sucedió el más grave crack bursátil en Wall Street, la más grande catástrofe económica que se sufrió en todo el mundo. Aquí se observa un fenómeno similar, por cuanto son etapas parecidas. Diez años de excesivo crecimiento, de riqueza fuera de lo normal, una especulación en todos los órdenes y dinero prestado en forma exagerada.
Se están repitiendo los mismos errores de los estadounidenses en el año 1930. Por eso se insiste tanto de que quien no conoce la historia, corre el riesgo de que se repitan las fallas. No obstante este desmoronamiento evidente de la China y la gente o mejor aún Occidente solamente mira hacia Grecia, siendo que esta situación crítica, real y tangible de China es potencialmente más grave y embarazosa y con consecuencias de expansión en todos los rincones del planeta.
Hay un hecho curioso, digno de destacar, el cual tiene que ver con la falla técnica de la Bolsa de Nueva York el 8 de julio. Se cesaron sus actividades coincidiendo con el hundimiento de la bolsa china. Algunos creen que todo se hizo a propósito, con miras a evitar el contagio y el pánico financiero.
Se compara la economía china con el personaje de Disney, que corre tanto que queda en el aire y no percibe o no se da cuenta de que no tiene base, ni piso y mira abajo y cae al abismo. Vamos a ver la respuesta del gobierno chino a este hondo impasse, del cual depende el futuro de ellos mismos.Han sido ingeniosos, imitan industrialmente en forma tal de que sus productos sin ser de óptima calidad se venden como pan. Aquí frente a este profundo problema tendrán que mostrar su inteligencia e inventiva, con el propósito de superar este escollo que no es tan fácil de manejar. Es su prueba de fuego.
