A falta de pan, circo

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



La difícil situación que atraviesa la negociación con las Farc ha exaltado los ánimos de quienes deberían guardar la calma, y lamentablemente se ha caído en el insulto y el ataque rastrero.
La culpa del difícil momento que atraviesa el proceso no es de Uribe ni del uribismo. Aunque estos han hecho una oposición irracional. También han hecho sugerencias valiosas, como lo son las condiciones preexistentes para dar vía libre al cese bilateral de hostilidades. Los responsables de la crisis son las Farc y el gobierno.
Desde el inicio las cosas no han sido bien manejadas. Sorpresivamente el país un día amaneció con la noticia de que el gobierno llevaba algunos meses negociando secretamente con las Farc en Cuba. El problema no es que la negociación fuera secreta. Dos equivocaciones se cometieron. La primera es que esto nunca debió hacerse a espaldas de Uribe, es más, la lógica indicaba que Uribe era el socio natural desde el puro comienzo. La segunda, el gobierno no preparó al país para el cambio de cuartos. Quedó la sensación de que se abandonaba la estrategia exitosa de la seguridad democrática para embarcarse en una negociación dudosa. En el imaginario colectivo, el deterioro de las condiciones de seguridad a todo nivel es atribuible al cambio de estrategias. ¿Por qué cambiar una estrategia que estaba funcionando?
Otra de las grandes equivocaciones fue no haber creado las expectativas adecuadas. El excesivo optimismo y el constante recalcar de que el fin del conflicto estaba cerca, al no materializarse, hicieron que del optimismo se pasara al escepticismo, y por último se cayera en el pesimismo. Ni que decir que las dificultades económicas que atraviesa Colombia contribuyen a que haya exasperación en el ambiente, y a cualquier acto por pequeño que sea, desencadene una reacción exagerada. El palo no está para cucharas. Ni el gobierno ni las Farc están sintonizados con esta realidad.
Grandísima equivocación enfocarse tanto hacia afuera, y no hacia adentro. Primero había que persuadir a los colombianos para después si salir a persuadir a los despistados extranjeros. Cualquiera es vendedor estrella cuando de venderle a incautos se trata. Después de tres años, todavía Santos no ha podido venderles la negociación a los colombianos. Uribe era, y es, el vendedor ideal.
Por su parte las Farc han malentendido el momento histórico, y decidieron jugar a dos bandas. Han aprovechado la negociación para fortalecerse por si esta no llega a ningún lado: y es este doble juego el que hace inviable el cese bilateral y crea crispación y desconfianza creciente en los colombianos. Se equivocaron Chávez y compañía al creer que cuando hablaban con las Farc y les decían que la lucha armada no tenía futuro en el continente y que las urnas eran la opción, estaban hablando con verdaderos revolucionarios. Las Farc son la mayor estafa ideológica y política en la historia de la lucha armada en el mundo.
Aquí viene el circo. No creo que hayan sido inocentes los trinos de la ministra Parody. Obviamente buscaba provocar a los uribistas para que respondieran como ella sabía responderían. La jugada funcionó a las mil maravillas. Colocó al uribismo en la picota pública, y desvió el debate de lo importante a lo intrascendente. Logró que el país se olvidara de lo que está sucediendo en Cuba y volcara su atención en la burrada de José Obdulio y su orientación sexual de ella. Creó una distracción en la que muchos cayeron.
Esto funcionó por unos días, pero no alteró para nada la creciente exasperación, pesimismo e incredulidad frente a la negociación de La Habana. Tampoco le da oxígeno al moribundo proceso porque la impaciencia general demanda que este acabe más pronto que tarde. Se le agotó el tiempo a las partes. Estamos frente a un Santos vacilante cuando lo único que puede salvar el proceso es liderazgo decisivo y enmienda de los errores cometidos. La declaración de cese unilateral por un mes de las Farc no es suficiente. Si las Farc están interesadas en que esto llegue a algún lado, el cese unilateral debe ser definitivo. No indefinido, Definitivo.