Turismo fantasmagórico

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Germán Vives Franco

Germán Vives Franco

Columna: Opinión

e-mail: vivesg@yahoo.com



No estaba como lo recordaba en sus mejores años, en sus años dorados. A lado y lado, del otrora floreciente y hermoso pueblo, había muchos locales vacíos y a medio desbaratar, o simplemente abandonados a la carrera y todavía con trazos visibles de su antiguo esplendor.

Si, Napa había tenido tiempos mejores, cuando la economía estaba bien y el turismo, llegado de todas partes del mundo, gastaba a manos llenas adquiriendo los artículos más lujosos, mientras degustaba del buen vino producido en ese hermoso valle californiano llamado Napa Valley.

Un día cualquiera, llegó sin anunciarse, la recesión económica y con ella las calles del pueblo de Napa se fueron desocupando, y como consecuencia no hubo clientes que compraran y sucedió lo inevitable: muchos negocios quebraron.

Esta historia es la historia de muchas economías que pusieron todos los huevos en una sola canasta y el día que la canasta se cayó, todos los huevos se quebraron. La historia de Napa, debe servirnos de espejo para ver lo que sucede cuando las economías no son diversificadas. Napa no tenía más industria que el turismo, una de las industrias más vulnerables a los ciclos económicos.

El ejemplo lo traigo a colación porque veo con preocupación que Santa Marta desde tiempos ancestrales parece haber atado su destino a la industria del turismo. He llegado a la conclusión, que los samarios nacemos genéticamente condicionados para creer que a Santa Marta solo le sirve el turismo. El gobierno pasado, de la mano del mediocrísimo ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Guillermo Plata, pareció acoger este anhelo local, y fue así como quedamos oficialmente montados en el cuento del "cluster" de turismo.

La experiencia en el mundo muestra, que cuando los gobiernos eligen a dedo los sectores productivos a desarrollar, aquí llamados de "talla mundial", los resultados son ambiguos. Es decir, que los gobiernos, con demasiada frecuencia se equivocan en elección. Japón ilustra este caso más que ningún otro país, ya que los sectores que finalmente hicieron de Japón la potencia industrial que aún hoy es, no fueron los "elegidos" por el todopoderoso Miti (Ministerio de Industria). En mi opinión, como Plata aprendió mal la lección en Japón, la aplicó mal en Colombia, y va a tomar varios años darse cuenta de la equivocación, y muchos otros más corregirlos.

En el caso de Santa Marta, creo que faltó debate y que muy pronto se aceptaron nuestros frustrados deseos de ser una ciudad turística. Yo me sigo preguntando, ¿cuándo será que los samarios vamos a tomarnos en serio a nosotros mismos y pensar maduramente sobre lo que realmente nos conviene? Seguimos pensando con el deseo.

Creo que debe quedar claro, que no estoy sugiriendo que no se impulse el turismo. Esto hay que hacerlo. Lo que estoy diciendo, es que hay que diversificar mucho más la economía local. Es bueno tener paraguas para vender durante la época de lluvia, pero bueno es también tener paletas para vender para la época de verano.

Por la posición geográfica privilegiada de que goza Santa Marta, tenemos también una vocación natural para ser una potencia industrial y de servicios exportables. Y por eso creo que nuestras mejores oportunidades están en las zonas francas permanentes. Santa Marta y el Magdalena deberían ser la zona más industrializada de Colombia y una de las más industrializadas de América Latina. Los atributos naturales no son suficientes para ser atractivos. Tenemos que tener abundante y bien calificado talento humano, razón primordial por la cual las empresas escogen una región sobre otra a la hora de decidir donde producir.

Tiene hoy Santa Marta un aliado de lujo en el Gobierno Nacional, quien tiene a su cargo nada más y nada menos, que el manejo de los sectores de comercio, industria y turismo; todos estos sectores importantes para Santa Marta y el Magdalena. Tengo la convicción de que el ministro Diazgranados tiene la mejor disposición para servirle a su región, y de que además está abierto a oír nuestras inquietudes.

Esto no podemos desperdiciarlo porque puede no volver a presentarse.

Por mi parte, planteo estas inquietudes que realmente pueden resumirse de la siguiente manera: diversificación económica para Santa Marta con muchísimo más énfasis en la industrialización y producción de servicios distintos al turismo, y por último, más que "escoger" sectores productivos, que se sienten las bases macro para que los sectores surjan espontáneamente, fruto del ingenio y del espíritu empresarial local.