Hace unos días reafirmé la convicción que tengo de que el Estado Colombiano, bajo la administración Santos, es un Estado débil y que seguir negociando en La Habana con un grupo terrorista una "Paz a cualquier precio"-en condiciones de debilidad- lo hará aun más débil.
Un Estado fuerte y no débil, que cumpla y haga cumplir la Constitución y la Ley, es lo que necesitamos de manera urgente para garantizar la Paz. No necesitamos seguir en negociaciones inocuas que terminen en concesiones inaceptables. Necesitamos simplemente un Estado fuerte.
Y esta reafirmación ocurrió por simple casualidad al leer un libro titulado "De Animales a Dioses" de Yuval Noah Harari. El libro no es apto para devotos, ya que se termina dudando de todo, del mismo propósito de existencia personal y de la especie humana.
Pero después de todo el recorrido histórico y filosófico, la conclusión pragmática y simple del autor es que debemos hacer mejor nuestro mundo acá, no en el más allá, sino acá, garantizado nuestra felicidad individual y colectiva. Y en este aspecto es en el que nuestro País, nuestro Estado y nuestros dirigentes fracasan de manera estrepitosa.
De hecho, el primer deber de un Estado es mermar o controlar la violencia para que se reduzca el crimen y se den las condiciones para que haya inversión, desarrollo, progreso y felicidad.
En un aparte del libro, el autor se refiere a la Paz en nuestra época, indicando que hoy en día mueren menos personas por conflictos, guerras o crímenes que en tiempos pretéritos y que la gente, a pesar de todas las guerras y conflictos en la actualidad, olvida que el mundo en el pasado era más violento.
Continúa el autor indicado que hoy en día se ha reducido la violencia "en gran parte al auge del Estado". Así, el autor concluye que un Estado fuerte reduce la violencia, garantizado que haya menos víctimas. A contrario sensu, un Estado débil, permite que haya más violencia, facilitando que haya más víctimas.
El mensaje lapidario del autor a nuestro país es que Colombia es un Estado débil donde hay más homicidios y víctimas de lo normal o comparado con otros países, y nos pone en la misma categoría de Somalia.
Este es el fracaso de nuestro País, nuestro Estado y nuestros dirigentes. No entender que la base para sembrar la prosperidad, el desarrollo, la felicidad y reducir el número de víctimas del crimen, y en particular de las organizaciones al margen de la Ley como las Farc, es tener un Estado fuerte, que tenga el monopolio de las armas, que lleve a la justicia a los delincuentes y que tenga instituciones que respeten los derechos y hagan cumplir las obligaciones de los ciudadanos y en general que respeten y hagan respetar la Constitución y la Ley.
Un Estado fuerte con certeza hará que haya una verdadera Paz, donde se reduzca el número de víctimas del crimen y de las organizaciones al margen de la Ley.
Por ello los Colombianos debemos exigir un Estado fuerte, que realmente garantice la Paz, fundada en el cumplimiento de la Constitución y la Ley por parte del mismo Estado y de sus ciudadanos, lo cual si es una solución para que haya Paz, reduciendo la criminalidad y sometiendo a la justicia las organizaciones al margen de la Ley.
