Jefe de gobierno francés enredado por el fútbol

Columnas de Opinión
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Escrito por:

Gustavo Hernández López

Gustavo Hernández López

Columna: Opinión

e-mail: gusherlo@hotmail.com



Nunca se imaginó Manuel Valls que su viaje a Berlín junto con sus dos hijos, para ver la final de la liga, en la cual su equipo favorito El Barcelona, ganó esa Copa, le fuese a acarrear un dolor de cabeza, de tal magnitud, que ningún viagra se lo disminuye o extingue y en cambio sí se vio obligado a pedirle excusas al pueblo francés.
Indudablemente el poder enceguece en todas partes del mundo.

El creyó que su avión Falcon a disposición del Primer Ministro, prácticamente era de su uso personal y ocurre que en efecto puede viajar en ésa lujosa aeronave a donde a él le parezca, pero solamente en función de las actividades que conciernen con su alto cargo.

Ha habido en este asunto, una especial, franca y directa solidaridad del gobierno, principiando por el presidente Hollande y su ministro del Deporte.

Les dio ‘papaya’ a los opositores, quienes lo han atacado sin piedad, sobre todo porque están observándolo, dado su prestigio como un posible candidato a la Presidencia, más aún cuando al Jefe de Estado Hollande lo acompaña una impopularidad sin precedentes en la historia política francesa.

Valls reconoció su error. No le quedaba otra salida, por cuanto había sido una decisión a todas luces absurda de su parte, sin justificación alguna. Esa circunstancia negativa originó que desembolsara al erario público, 2800 euros, esto es el valor de los dos pasajes ida y regreso de sus dos vástagos.

Pero ocurre que en el viaje también estuvieron quienes componen su cuerpo de seguridad, el médico y algunos funcionarios de su confianza, los cuales viajaron gratuitamente.

El costo de ese periplo para todas esas personas no es menor a los 20 000 euros.

Valls argumentó que iba en misión oficial, toda vez que lo había invitado Michel Platini y los organizadores de la Eurocopa, para examinar asuntos atinentes con ese evento el cual tendrá lugar en Francia en el 2016.

A esa aseveración le cayeron rayos y centellas y el diputado conservador Thierry Solere manifestó sobre el particular: "Es indecente, es una falta moral y política". "Además eran dos equipos extranjeros, al señor Valls se le debe sacar tarjeta roja".

Las encuestas que sondearon a la opinión pública no lo favorecieron, habida cuenta de que el 77% de los franceses rechazaron ese viaje y lo consideraron como un abuso de poder.

Algunos periodistas minimizaron la cuestión diciendo que se había exagerado en las críticas y el " Nouvel Observateur" en su defensa sacó a relucir un viaje que hizo el conservador Alain Loyandet, Secretario de Cooperación, quien alquiló un jet privado para acudir a una conferencia en Martinica.

Su costo fue de 116 500 euros y allí en ese trayecto va Air France. Sin embargo esa correría pasó desapercibida.
Este episodio demuestra una vez más de que los hombres públicos siempre están en la mira y en el escrutinio de sus conciudadanos. Eso está bien, pues ellos son los que deben dar ejemplo de rectitud y probidad moral.

Aquellos tiempos en que Colombia se ufanaba ante el mundo por sus gobernantes honestos, es historia antigua. Un Presidente Alberto Lleras cuyo único sentido de la política era servir a la Patria, es algo ejemplarizante. Recuerdo y a veces es conveniente contar esos hechos, de que el mismo Dr. Lleras en su segundo período presidencial no le recibió los viáticos al Tesorero General de la República, después de su viaje a los Estados Unidos en su condición de Jefe de Estado, haciéndole ver que en esa visita todo se lo había pagado el gobierno americano y en consecuencia él no tenía derecho a cobrar tales emolumentos. Eso sí era pulcritud y honorabilidad.

El pueblo francés tuvo un comportamiento de veeduría, digno de imitarse. No se puede admitir, ni ser tolerantes o laxos ante los excesos de los funcionarios oficiales o gubernamentales.