El desempleo, un problema preocupante

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Escrito por:

Franco Nazatte Martínez

Franco Nazatte Martínez

Columna: Comercio Exterior

e-mail: frana.mar@hotmail.com



En todos los países del mundo, el desempleo es un problema demasiado alarmante por la difícil situación en que queda el desempleo y por los efectos negativos sobre las economías de las naciones.

En los países desarrollados, la mayoría de las personas que buscan trabajo son aquellas que han quedado destituidas debido a la disminución de la actividad productiva en épocas de recesión.

En Colombia, en cambio, la mayor parte de quienes requieren empleo, además de los desempleados, actualmente, cerca de 3 millones, corresponde a los informales, que según los registran estadísticas oficiales y privadas rondan los 9 millones, la mayoría de los cuales, posiblemente, no encontraron la oportunidad de trabajar en la economía formal, viéndose obligados a engrosar las filas de la informalidad y viviendo del subempleo, el rebusque, la caridad pública o de las actividades delictivas.

Esa población está formada por seres de los dos sexos y cuya edades oscilan entre las de los jóvenes, adultos y mayores, con niveles de educación y formación que varían entre ellos.

Además, las necesidades de empleo formal y estable son inmensas y de particularidades diferentes. Para satisfacer esas carencias constituye un reto que el gobierno, el Congreso y demás instituciones del Estado, así como la sociedad en su conjunto, tenemos que afrontar.

El Gobierno Central, sí tiene las posibilidades de solucionar ese problema del desempleo porque cuenta con los recursos necesarios. Otra cosa, es que no los haya empleado para ese objetivo, como tampoco se ha hecho pensando en el bienestar general de la población. ¿Cómo lograr esa meta? Haciendo uso de los recursos desaprovechados con soluciones inteligentes e imaginativas, y que consulten las urgencias internas.

Ahora bien, las políticas de desarrollo adoptadas han conducido a un patrón que concentra la riqueza, los ingresos y la tierra.

Por lo tanto, los beneficios obtenidos han ayudado principalmente, a unos pocos sectores de la población, dejando la mitad de ella, prácticamente, sin participar de tales logros.

En estas condiciones, el trabajo llevado a cabo por la economía formal está lejos de generar la cantidad de empleo que necesita la fuerza laboral existente.

El desarrollo hasta el momento alcanzado nos ha conducido, sin pretenderlo premeditadamente, tener un país dual.

Es decir, una nación donde unos sectores vivimos con niveles de vida buenos o aceptables, mientras la mitad o más de la población se encuentran en una injusta e intolerable condición de pobreza y miseria.

Colombia debe mejorar en el sector profesional. Un país con empleo o con la mayoría de la fuerza laboral incorporada a la economía formal, es una nación que se perfecciona y sale a flote.