Los ingleses se manifestaron en las urnas dándole la confianza en el resultado electoral, al actual Primer Ministro David Cameron, pues contrariamente a aquello que los sondeos de opinión y las mismas encuestas reflejaban en el sentido de que había una disputa estrecha con el candidato laborista Edward Miliband, los registros definitivos electivos mostraron una cosa distinta.
Los conservadores con quién reside y despacha en el 10 Down Street, ganaron con un margen amplio, esto es efectivamente una verdadera, contundente y diáfana victoria, superior al 51 por ciento.
Indiscutiblemente ahí fallaron los encuestadores y los analistas políticos, toda vez que sus pronósticos no tuvieron nada que ver con la realidad de los votantes en las urnas. Con este triunfo quedan los conservadores que acompañan a Cameron con autoridad y dominio mayoritario en el parlamento. Son 331 parlamentarios, con los cuales hace mayoría sin problema y consecuentemente no necesita buscar coaliciones.
Pero al lado del triunfador, su principal contrincante Ed Miliband, representante de la izquierda extrema, prácticamente desaparece del escenario de la política, por cuanto sus propuestas lejos de tener eco, por el contrario mostraron que no convencieron a los británicos. Pero peor aún, le fue en Escocia donde allí sí lo apabullaron y humillaron. Era en ese territorio donde ese grupo partidista tenía su fuerza electoral. Quedaron con una sola curul de las 41 que poseían.
Algunos comentaristas frente a este hecho políticamente negativo, argumentan que en buena parte se debió al querer acercarse a la tercera vía de Tony Blair, quien hoy por hoy está desprestigiado en el Reino Unido por sus ostensibles ganas de enriquecerse con contratos en el extranjero, los cuales han sido cuestionados y criticados entre sus conciudadanos. Verbigracia aquél que realizó con Colombia, el cual le produjo enormes beneficios económicos.
Los liberales demócratas, aliados y socios en el poder con los conservadores, también quedaron golpeados, habida consideración de que perdieron en forma tal, que pasaron a ser una minoría, con menos del 85% de las curules que ostentaban antes de las elecciones. Quedaron liquidados. Esta contienda electoral los dejó sin respiración, en cuidados intensivos, es casi su extinción como partido.
Otros ganadores de estas elecciones y que sorprendieron a todos los electores, fueron los del partido nacionalista escocés, ya que logró prácticamente la totalidad de los escaños de Escocia. Salió fortalecida su líder Nicola Sturgeon. Solamente participaron en esa región. A lo mejor insisten nuevamente en el Referendo de autonomía, dado este respaldo de sus militantes y votantes.
Cameron se favoreció por su buen manejo de la economía. Ha habido estabilidad financiera y laboral. Pero sus promesas de reducir el déficit fiscal y los impuestos, mejorar el servicio de salud y crear más empleos, llamaron la atención sobre todo por el hecho de que se le cree y ese factor de credibilidad en un político es algo que pesa mucho y por ello su éxito en estas elecciones.
Otro compromiso que puso de presente y que por ende le toca someterlo a referendo es si sigue Inglaterra vinculada al Tratado del cual se deriva la Comunidad Económica Europea o se retira de la misma. En algunos aspectos es conveniente estar como están frente al continente europeo. Afortunadamente ellos tienen su propia moneda, la libra esterlina y no están tan sometidos a las reglas del juego del mercado común. Sin embargo su desvinculación es mala para Europa y también para los ingleses.
Le corresponderá a Cameron tener mucho tacto, con miras a mantener la disciplina de partido, comoquiera que en un momento dado unos díscolos pueden ocasionar dificultades en las aprobaciones que requiera el gobierno. Pero la ley que otorga a la Policía más poderes para investigar las comunicaciones de los ciudadanos que estaba empantanada, ahora sí podrá conseguir la aprobación.
Hay que sacar lecciones en materia política de ésta reelección. Primero que vale más la creencia en el Mandatario, que la demagogia y el populismo de los opositores, en este caso concreto, los laboristas. En Colombia se observa el fenómeno contrario. No hay fe en nuestro Jefe de Estado y eso naturalmente lo afecta enormemente a él y a su Gobierno.
Pero lo más grave es la crisis institucional. Esa situación crítica deslegitima al Estado y constituye en esencia la ingobernabilidad.
