El proyecto de ley más importante

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Escrito por:

Juan Galán Pachón

Juan Galán Pachón

Columna: Opinión

e-mail: prensa@juanmanuelgalan.com



El proyecto más importante que debate el Congreso de la República, terminó esta semana, con serios reparos.

Se trata del Plan Nacional de Desarrollo, cuya relevancia radica no solamente en ser la brújula para los próximos 4 años sino también, en ser una norma con una prelación jerárquica sobre las demás leyes; es decir, una legislación que vinculará directamente al legislativo en relación con todas las normas que apruebe durante este periodo.

Precisamente por esa relevancia, abordamos con cuidado y detalle cada uno de sus artículos, aunque el tiempo impuso una fuerte presión en el trabajo.

Así, elaboramos diversas proposiciones y en particular, radicamos propuestas dirigidas a la prevención de sustancias psicoactivas solicitando la reglamentación de la ley 1566 de 2012.

Presentamos también un artículo que permitía la financiación de proyectos de construcción a cargo de ingenieros militares, a través del apoyo del sector solidario en el marco del pos conflicto.

Igualmente, en el eje fundamental de la paz, se hicieron recomendaciones para fortalecer el papel de las mesas de participación de las víctimas del conflicto armado.

Propusimos garantizar medidas de reparación para pueblos indígenas y afrocolombianos a través de la entrega de bienes muebles e inmuebles directamente a los sujetos colectivos.

En cuanto a las víctimas en el exterior, defendimos el principio de la atención de sus necesidades, a través del diseño de una ruta específica que garantice atención y reparación, así como asistencia en retorno y re ubicación.

Pese a la extensión y complejidad del proyecto, los parlamentarios no tuvimos oportunidad de debatir, abordar los serios cuestionamientos que teníamos frente al articulado, ni sustentar las proposiciones elaboradas por límites de tiempo.

El debate del Plan Nacional de Desarrollo, como se dijo antes, no es un debate de poca monta.

Reconocemos el avance de presentar esta vez un Plan de Desarrollo medible y cuantificable a través de indicadores y metas.

En el pasado estos proyectos no pasaban de ser enunciados de buenas intenciones.

Precisamente por eso, los propósitos y objetivos nacionales de largo plazo, no deben ser víctimas del afán y la premura sino por el contrario, deben surgir de amplios debates y de acuerdos sociales e incluyentes



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