El calvario de la migración

Columnas de Opinión
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger

Escrito por:

Ignacio Pareja Amador

Ignacio Pareja Amador

Columna: Reflector Mundial

e-mail: reflectormundial@yahoo.com.mx

Twitter: @Nacho_Amador 



Sin duda alguna, un tema que toca la susceptibilidad de las sociedades modernas y que en últimas fechas ha resaltado su importancia como consecuencia de leyes restrictivas, xenofóbicas y racistas, es la migración internacional, la cual puede definirse como un fenómeno social-histórico cuyo inicio es incierto y cuya vigencia no puede ser predicha a plenitud por los científicos sociales.

Algunos estudiosos como Alejandro Canales relacionan de manera directa al fenómeno migratorio con la globalización, en cambio otros como Alma Rosa Muñoz arguyen que la migración ha existido siempre, independientemente de que haya mercados globalizados. Aunque estas posturas parecen contrarías, en el fondo no lo son y ambas son ciertas. La migración internacional es un fenómeno social que data incluso de siglos antes de la instauración de los Estados-Nación actuales. Además es un fenómeno difícil de estudiar debido a la complejidad y multiplicidad de causas que lo generan.

Lo que es cierto es que cada vez es más difícil efectuar la acción de desplazarse a través de las fronteras sin vivir un calvario en el proceso. Pues no sólo es arduo para el migrante tomar la decisión de dejar atrás su hogar en búsqueda de mejores condiciones de vida, sino que en el proceso de desplazamiento se somete a un viaje cada vez más peligroso, que pone en riesgo incluso su vida, al transitar por países que no garantizan su seguridad, dejando así sus sueños y existencia en un país de paso.

Todos los países latinoamericanos sufrimos en mayor o menor grado este fenómeno social, ya sea como estados receptores o mayoritariamente como expulsores de migrantes. La ruta más común es la que lleva a los migrantes a cruzar el continente hacia el país más rico del mundo, EE.UU., quien recibe a los migrantes indocumentados con leyes que los apuntan como delincuentes, ignorando la valía que han representado para esta poderosa nación.

El puente para llegar a este objetivo es enorme y se llama México, que se ha convertido en el obstáculo más peligroso para los migrantes, donde los distintos grupos del crimen organizado, ante las restricciones de esta "guerra contra el narco" han concentrado varias de sus actividades delictivas en el secuestro y extorsión de migrantes, quienes no tienen otra salida más que ceder ante las presiones de los carteles o negarse y sufrir las mortales consecuencias de su decisión, en este sentido el sueño americano pasa a un segundo o tercer término.

¿Qué deben hacer los países "de paso" como México? Aquí el dilema se centra en qué tanto apoyar o qué tanto sancionar a la migración. El papel central de un Estado es brindar un escenario de prosperidad, libertad y seguridad a sus habitantes. Éste no puede ser un facilitador de una condición de ilegalidad, o sea que no puede utilizar al Derecho para hacer llegar a un migrante al territorio de su vecino país. Lo que sí puede y debe hacer es garantizar que exista seguridad y que los migrantes sean tratados con todas las garantías que les brindan los Derecho Humanos; puede utilizar a la norma a favor del migrante, pero no debe aprovecharse de la condición de vulnerabilidad jurídica del mismo, ante la ausencia de un gobierno que lo respalde.

Al parecer, el calvario no termina aún cuando el migrante pasa las duras pruebas para llegar a su destino, EE.UU. Las políticas de migración norteamericanas buscan aumentar todavía más el riesgo de la migración no documentada con dos objetivos primordialmente: en primer lugar pretenden que el costo de la migración (frenos sociológicos, psicológicos, culturales, económicos, políticos, de seguridad, etc.) sea tan alto que los migrantes prefieran quedarse en sus territorios. En otras palabras que el riesgo por migrar sea tan elevado, que la mano de obra preferirá asumir el "riesgo conocido" de permanecer en su país y buscar trabajo dentro de éste, en vez de cruzar una larga y peligrosa frontera.

Por otro lado la dureza de la legislación migratoria (otro freno al migrante) conmina a los migrantes a vender su mano de obra a menor precio, de manera contraria a las leyes de oferta y de demanda, puesto que su presencia en cualquier empresa representa un "riesgo conocido" para el dueño.

De esta manera ganan los productores norteamericanos beneficiándose por la mano de obra barata, gana la economía estadunidense haciéndose más competitiva en el entorno internacional y gana el gobierno norteamericano obteniendo vastos recursos en forma de impuestos sin incurrir en gastos de seguridad social, evitando a toda costa un acuerdo migratorio. Y así el calvario continúa.