Este tronco de árbol que estaba a punto de derribarse, no necesitó que fuese movido por la autoridad ambiental; los fuertes vientos que soplan en la ciudad le dieron el empujoncito que necesitaba para caerse.
Ahora toca recogerlo para que no ofrezca un mal aspecto en El Camellón, sitio que es visitado por los cruceristas y turistas.