Cese bilateral definitivo

Editorial
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El jefe del equipo negociador del gobierno colombiano en el proceso de paz con las Farc, Humberto De la Calle, sorprendió a los colombianos desde el pasado miércoles cuando afirmó que en la mesa de negociación de La Habana las partes discuten un cese bilateral y definitivo al fuego. La noticia se conoció un día después de que el presidente Juan Manuel Santos anunciara la suspensión durante un mes de los bombardeos contra esa guerrilla.

Mary Anastasia O'Grady, editora del Wall Street Journal, el segundo diario en circulación en los Estados Unidos, expresó que la decisión de Santos de suspender los bombardeos a los campamentos de las Frac es un gran error, porque los guerrilleros no han demostrado interés en cambiar su actuación criminal sobre los colombianos.

¿Será que ahora el anuncio del cese del fuego bilateral se debe a que quieren contrarrestar las declaraciones de la influente editorial norteamericana? Sería muy difícil, ya que lo afirmado por O'Grady, es una verdad muy cierta, que ella ratifica afirmando que el presidente Santos es muy débil en la mesa de negociación.

En una conferencia de prensa en el Palacio de Nariño, De la Calle dijo que la suspensión de los bombardeos es una medida adecuada para generar más dinámica en la mitigación de las acciones de la fuerza pública, siempre entendiendo que el propósito es el fin del conflicto, siempre entendiendo que un cese bilateral y definitivo del fuego está siendo discutido en este momento en La Habana con presencia de militares activos.

El anuncio de Santos ya había sido interpretado como el punto inicial de un alto bilateral al fuego, después de casi tres años y medio de negociación, en donde la posición intransigente de los voceros del grupo alzado en armas, ha sido, además de prepotentes y superiores, llegando incluso a afirmar que la dejación de las armas no está en cuestión y que su grupo pagará 'cero cárcel', afirmación que no cayó muy bien entre los colombianos, ya que sería la impunidad total en el proceso de paz, en donde los únicos cuestionados será el Ejército de Colombia, que le ha 'puesto el pecho' a todos estos años de violencia, por parte de los insurgentes.

Durante estos tres años de negociación, que al principio sería dos, Santos ha ofrecido y hecho muchas concesiones; en donde las Farc solamente han dado como respuesta un cese al fuego unilateral por la Navidad y Año Nuevo.

En contraprestación se propuso bajar de categoría el narcotráfico de los guerrilleros; pasar de un delito grave a un crimen político, lo cual podría no conllevar un castigo y supuestamente permitirles hacer servicio comunitario a cambio de cárcel por sus múltiples atrocidades, amén de asegurar curules en el Congreso de Colombia, sin sufrir los rigores de una elección. ¿Qué más podemos entregar? ¿Y ellos que entregarán?
A nosotros nos ha tocado de todo en este proceso.

Lo último es el desminado, en donde nuestro país debe invertir 300 millones de dólares para limpiar su territorio de minas antipersonales en los próximos 10 años invirtiendo unos 300 millones de dólares para el equipamiento de los 10 a 12 000 hombres que estarán en este desminado en casi todos los departamentos, en donde las Farc han hecho presencia por más de 50 años, protagonizando violencia y derramamiento de sangre de muchos colombianos inocentes.

Vale la pena destacar las declaraciones del procurador Alejandro Ordoñez, que aseguró que "la orden de no seguir bombardeando campamentos ilegales de las Farc es realmente un cese bilateral disfrazado y un golpe más a la moral de las Fuerzas Militares".