El coraje de Obama

Editorial
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Hubo aplausos pero no fueron muy efusivos cuando el presidente de Estados Unidos, Barack Obama anunció una serie de medidas que impiden la deportación de millones de personas y, a su vez, les otorga un estatus legal temporal. Las personas que escucharon con atención el discurso televisado del presidente Obama sintieron alivio tras el anuncio pero la euforia quedó para otro día pues muchos inmigrantes sin autorización se quedaron sin poder solicitar a las autoridades las protecciones señaladas.
A pesar de la reforma migratoria de Obama los latinos tienen la fortuna de decir que ya no sienten temor a la deportación y de tener con ellos a sus hijos, porque consideran que después del discurso presidencial hay un gran alivio y sus vidas comienzan a cambiar.
Pero desafortunadamente todos no quedaron contentos; para algunos latinos que nacieron por fuera de Estados Unidos no hay diferencia en que les otorguen una ciudadanía que ya sienten por estar viviendo hace años allá y están pagando impuestos legalmente.
Obama anunció que congelará la deportación de aquellos que llevan más de cinco años en Estados Unidos, tengan hijos estadounidenses o residentes permanentes, se someten a una completa revisión de antecedentes criminales y paguen sus impuestos, medida que deja fuera a los padres de los jóvenes inmigrantes que fueron traídos al país de manera ilegal cuando eran niños.
La medida presidencial ofrece estatus legal temporal, suspensión de la deportación y un permiso de trabajo válido por dos años y amplía este programa a más inmigrantes: a quienes fueron traídos ilegalmente por sus padres antes del 1 de enero del 2010 y también se elimina el requisito de tener que ser menor de 31 años para ser elegible para el programa de suspensión de la deportación.
Los países vecinos expresaron cada uno sus inquietudes y satisfacciones. El presidente guatemalteco Otto Pérez Molina agradeció el anuncio del presidente y dijo que beneficiarán a unos 100.000 guatemaltecos que viven en Estados Unidos; el Gobierno de México, por su parte, habilitó un teléfono en el país para que los inmigrantes llamen sin costo alguno y puedan comunicarse con sus familias.
En este tipo de problema tan complejo no se puede dejar a todos contentos. Hay muchos estadounidenses desempleados ahora y no entienden por qué no pueden ser contratados para hacer el trabajo que estos latinos hacen a lo que altos funcionarios de la Casa Blanca dijeron que el plan anunciado podría beneficiar a unos cinco millones de inmigrantes sin autorización, lo que representa casi la mitad de los que viven en el país. Unos tristes y otros alegres.
Obama había prometido proferir estas medidas este año si el Congreso no aprobaba una reforma migratoria que abra una vía a la naturalización de unos 11 millones de inmigrantes que viven sin autorización legal, siendo esta medida considerada como la mayor victoria para los inmigrantes y sus aliados en 25 años.
Ojalá el decreto de Obama sea para mejorar la seguridad y economía del país, además de aportar estabilidad a millones de familias, a pesar que muchos consideran que este decreto no es una legalización, ya que la gente va a salir de las sombras, va a declarar que está aquí ilegalmente y van a obtener la promesa de que no se les deportará y obtendrán un permiso para trabajar temporalmente.
Muchas son las voces de respaldo a la reforma migratoria, pero llama mucho la atención como tildan al presidente norteamericano: una persona de coraje porque a pesar de legislar a favor de una deuda con los latinos, anunció que seguirá luchando por los inmigrantes que no se beneficiarán del decreto.