Se cumple hoy un mes del secuestro de Eduardo Alfonso Vives Lacouture, quien a plena luz del día fue plagiado el 11 de marzo pasado.
Desde entonces, y hasta la fecha, la respuesta de las autoridades ha sido la misma; y los detalles que en forma tan pomposa anunció el Ministro de Defensa al día siguiente de su rapto se referían a la aparición de la camioneta en que los captores se llevaron a Vives Lacouture. Tan solo eso. Lo mismo que el propio presidente Santos, manifestó quince días después: nada. Ante la falta de novedades sobre el caso, familiares, amigos y la ciudadanía en general, a través de diferentes pronunciamientos y manifestaciones de protesta han requerido de las autoridades para que den respuesta a los casos de secuestro que azotan al departamento. Pero ni la multitudinaria marcha de "Magdalena rompe el silencio", en la que más de cinco mil personas caminaron por el centro de Santa Marta el pasado 19 de marzo, ha tenido respuesta del gobierno local y mucho menos del nacional.
Las condiciones de inseguridad se mantienen y cada vez se enseñorea más el crimen en la otrora pacífica ciudad de Bastidas. Los pedidos de mayor compromiso de las autoridades locales en la erradicación del mismo, caen en saco roto, al no producir mejores resultados.
Treinta días después del insuceso no se sabe todavía quién lo mantiene retenido en contra de su voluntad ni por qué y mucho menos, nadie ha sido capturado por este lamentado hecho.
Como tampoco se conoce quien o quienes mantienen secuestrado al médico Orlando Jaraba, que cumplirá cuatro años de haber sido plagiado en noviembre; igual circunstancia atraviesa el agrónomo dominicano José Rafael Sánchez y el comerciante Rafael Jaraba quienes cumplen tres años de cautiverio. Sus familias, desesperadas y adoloridas claman por respuestas. Mejor suerte corrió el agricultor Carlos Pérez, que tras negociaciones, fue dejado en libertad. En ninguno de estos casos, las autoridades han proporcionado información sobre este atroz delito que es el secuestro.
Todos los familiares y amigos de los secuestrados claman por respuestas; piden a sus captores que les respeten la vida y los devuelvan sanos y salvos al seno de sus respectivos hogares. Dios Todopoderoso permita que esto ocurra en el menor tiempo posible para devolver la tranquilidad y paz a quienes sufren por la ausencia forzada de sus seres queridos.
Porque la noticia de en este secuestro, al igual que en los demás es la misma: sin noticias.