La brisa que amenaza a nuestros pueblos

Editorial
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Coincidencia o no, las manifestaciones violentas en Chile, Perú, Honduras, Argentina y Ecuador coinciden con las manifestaciones de un alto funcionario de Venezuela que muestra su alegría ante los hechos violentos que han conmocionado a estas naciones y advierte que “esta es solo la brisa del huracán que está por llegar”.

¿Es esta una amenaza o una advertencia? Sea lo que sea, debemos de dejar de creer que aquí no pasará nada. Los hechos que se sucedieron el año pasado, el vandalismo en nuestras universidades, los bloqueos estudiantiles a pesar de que el gobierno y las autoridades llegan a un acuerdo y el constante ataque a la institucionalidad, entre otros eventos, no pueden ser ignorados por aquellos que creemos en la democracia.

Muchos nos preguntamos quién está detrás de las manifestaciones en Latinoamérica, quiénes propician esta “brisa de desestabilización y violencia”, que está empeñada en lograr la destitución de gobiernos democráticos, legítimamente electos, mientras que se toleran las dictaduras legitimadas a través de elecciones fraudulentas.

Dictaduras que ya no tienen temor de disfrazar sus intenciones, que proclaman con sin igual cinismo los planes fraguados en el Foro de Sao Paulo para derrocar las democracias. “Estamos cumpliendo el plan”, “el plan va como lo hicimos”, “ustedes me entienden”, manifestó recientemente Nicolás Maduro.

Los que no parece que entendemos somos los demócratas que no anticipamos estos hechos a pesar de que existe un manual que contiene los pasos a seguir para derrocar un gobierno, pasos que podemos identificar claramente en cada uno de los países que hoy enfrentan hechos violentos o que han caído ya en dictaduras.

El 16 de octubre del 2019, la Secretaría General de la OEA, circuló el siguiente comunicado:

“Las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana, que buscan nuevamente reposicionarse, no a través de un proceso de reinstitucionalización y redemocratización, sino a través de su vieja metodología de exportar polarización y malas prácticas, pero esencialmente financiar, apoyar y promover conflicto político y social.

Las ‘brisas bolivarianas’, a las que ha hecho referencia el presidente de la ilegítima asamblea nacional constituyente bolivariana han traído desestabilización, violencia, narcotráfico, muerte y corrupción…

La estrategia de desestabilización de la democracia a través del financiamiento de movimientos políticos y sociales ha distorsionado las dinámicas políticas en las Américas. Durante años, la dictadura venezolana, con apoyo de la dictadura cubana, institucionalizó en la región sofisticadas estructuras de cooptación, represión, desestabilización y de propaganda mediática. Por ejemplo, el financiamiento de la dictadura venezolana a campañas políticas ha sido una de las formas efectivas para incrementar capacidades de generar conflictividad”.

¿Estamos frente a una conspiración internacional como algunos analistas ya lo afirman?

Es cierto que hay un tema de desigualdad y pobreza que no se puede ignorar, pero la similitud que se da entre las revueltas callejeras de todos estos los países, la violencia con que encapuchados atacan a las autoridades y destruyen todo a su paso y las consignas que gritan tienen mucho en común. El despliegue de organización con que se movilizan y los recursos con que cuentan no son producto solo de “la chispa que encendió a las masas” como suelen justificar algunos, sino que hay claramente un patrón de comportamiento que grita “conspiración”.

Debemos dejar de poner atención a los distractores con que nos tienen entretenidos e identificar claramente donde se está gestando esta “brisa” que sin lugar a duda nos amenaza.