Desdeñan causas de migración al considerar ser “tercer país seguro”

Editorial
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El diálogo que sostiene el Gobierno de Guatemala con Estados Unidos para convertirse en un tercer país seguro o de asilo para migrantes indocumentados que intentan llegar al país norteamericano es un riesgo tanto para el Estado como para las personas.
La consideración que ha hecho el ministro de Interior, Enrique Degenhart, a la propuesta del secretario de Seguridad Nacional en funciones de EE.UU., Kevin McAleenan, es un desdén a las causas que han originado la migración.

Volver a Guatemala un cerrojo para migrantes centroamericanos, caribeños, suramericanos y africanos, pone en riesgo tanto a los viajeros como a la sociedad guatemalteca; no hay en el horizonte un plan para que Guatemala brinde condiciones de infraestructura y de seguridad para aquellos que piden asilo a Estados Unidos y para las personas que regresarían a esperar su trámite en el país centroamericano.

Las repercusiones son mayores para los migrantes centroamericanos, pues mientras los guatemaltecos permanecerían en México, el resto de solicitantes podrían quedarse en Guatemala, un país sin las condiciones necesarias para asegurar un entorno seguro.

A eso se añade que el Gobierno desdeña la atención de las causas que han impulsado a la gente a dejar sus hogares para buscar su sueño americano, pues tanto Estados Unidos como Guatemala están sustentando su política en control y seguridad de nación, sin observar la problemática social.
Las acciones en materia de seguridad y control que ejerce Estados Unidos y que secunda Guatemala lo único que hacen es profundizar el dolor y generar más muerte para los centroamericanos y los migrantes que exponen su vida.

Muchos recomiendan no ser un país de asilo para migrantes, pues Guatemala aún lidia con altos índices de violencia y ofrecer condiciones de seguridad tanto para las personas que migran como para los habitantes es complicado por la propia incapacidad del Estado.

Guatemala, reconoce, no cuenta con esa capacidad para albergar y para detener a los migrantes, pues no son solo los centroamericanos, sino que han transitado cubanos, haitianos, africanos. Incluso la presencia de un contingente creciente de personas en las zonas fronterizas podría incrementar la inseguridad, al verse posiblemente obligados a cometer crímenes producto de las condiciones provocadas por el Estado.

Sin embargo, se reconoce que el Gobierno que encabeza Jimmy Morales está actuando como una acción de sobrevivencia en el marco de la política exterior, ya que a las actuales autoridades les interesa congraciarse con las autoridades norteamericanas; otros creen que Guatemala misma tiene las opciones de desarrollo para que los ciudadanos no quieran irse, pues con un poco de respaldo financiero y de programas sociales sería la salida lógica.

Es difícil pensar que la gente se quiera ir de Guatemala solo porque sí, pero el hecho de estar pasando aprietos puede haber hecho que las personas decidan migrar de un país en el que no hay beneficio.

Los expertos consideran un error que Estados Unidos y Guatemala se sienten a discutir un convenio de tercer país seguro, ya que no ve la opción de aceptar a otros extranjeros aquí cuando hay un problema de trabajo.

Solo ve una ligera esperanza en el horizonte cercano y esa es el cambio de Gobierno el próximo 14 de enero de 2020; aunque a dos semanas de haberse realizado las elecciones la autoridad electoral no ha conseguido oficializar resultados y adjudicar cargos. Cualquiera de los posibles escenarios, ya sea con la ex primera dama socialdemócrata Sandra Torres o con el exdirector del Sistema Penitenciario centroderechista Alejandro Giammattei podría dar esa esperanza de cambio a este nefasto Gobierno. Si cualquier de los dos, Torres o Giammattei, promueve políticas socioeconómicas que velen por los grupos más vulnerables sería una puerta de salida a esta crisis humanitaria.

Guatemala, no puede albergar ni financiar la estadía de miles de migrantes dentro de un plan como tercer país seguro y que lo único que busca es una comisión de alto nivel que resuelva el problema. Guatemala no tiene ni la economía ni las posibilidades de poder mantener a unas cantidades de migrantes de esa naturaleza.

Aún no ha concluido la discusión del convenio, pero existe una contraparte de la oferta del Gobierno estadounidense que será sumamente beneficiosa para Guatemala.


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