No merece estar ahí

Editorial
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No es solo indignación e impotencia, es también rabia    y furia  lo que sintieron los colombianos a ver las imágenes de la posesión de Seuxis Paucias Hernández, alias  ‘Jesus Santrich’ como nuevo congresista colombiano, gracias  al acuerdo de paz que hizo el ex presidente Juan Manuel Santos, acuerdo que fue votado con un rotundo No, y cuyo resultado fue ignorado dejando en la ilegitimidad todo lo acaecido hasta ahora en este desastroso proceso en donde nunca se tuvo en cuenta el papel de las víctimas.

No se alcanza a precisar el sentimiento de las victimas al ver al nuevo congresista, que  pasó de asesinar y ser principal protagonista de la violencia y además narcotraficante, a ser ahora quien tiene la responsabilidad de legislar; debieron ser momentos tristes en donde pensaron que las muertes de sus familiares fueron en vano. Y, tiene toda la razón el presidente

 Iván Duque,  cuando aseguró que lo peor que le puede pasar a una víctima de la violencia es ver que sus victimarios lleguen a ocupar cargos de poder sin haber pagado por sus crímenes y mucho más doloroso si han caído en la reincidencia ya que todo el pueblo colombiano es testigo de eso, gracias al video en donde acuerda negocios ilícitos, después de firmado el acuerdo de paz de Juan Manuel Santos.

‘Jesús Santrich’ tomó posesión de su curul como representante a la Cámara de Representantes después de que el pasado 30 de mayo recobrara la libertad tras permanecer 416 días preso con base en un pedido de extradición de Estados Unidos por narcotráfico, cuyo proceso sigue. La Justicia  norteamericana acusa a ‘Santrich’ de conspirar para enviar a ese país diez toneladas de cocaína después de la firma del acuerdo de paz de noviembre de 2016.

El 30 de mayo el exguerrillero, que formó parte del equipo negociador del acuerdo de paz, abandonó el búnker de la Fiscalía en Bogotá, a donde fue llevado el 17 de mayo tras quedar libre por unos instantes de la cárcel La Picota.

La orden de libertad de Santrich fue emitida por la Corte Suprema de Justicia, CSJ, que consideró que el exguerrillero goza de fuero como legislador a pesar de no haber asumido entonces su escaño el pasado 20 de julio y resolvió el restablecimiento de la libertad de Hernández Solarte. Pese a quedar en libertad y haber asumido como congresista, el proceso de ‘Santrich’ sigue abierto ya que la Corte Suprema recibió de la Fiscalía los expedientes con las pesquisas por los delitos de concierto para delinquir con fines de narcotráfico y tráfico, fabricación o porte de estupefacientes agravado.

Ver a un extraditable, a un mafioso, con pruebas que el país ya las ha visto en todas las formas posibles, llegar y burlarse de la sociedad colombiana, no es solamente inadmisible, sino que debe motivar a todos dentro del marco del respeto institucional a exigir que se haga justicia. Gracias al acuerdo, el partido Farc en que se transformó esa antigua guerrilla tiene diez escaños en el Congreso: cinco en el Senado y cinco en la Cámara, independientemente de sus resultados electorales.

El proceso de judicialización de ‘Santrich’ lo conoce toda Colombia  por qué medios locales y extranjeros han divulgado vídeos que implican a ‘Santrich’ en una conspiración para enviar diez toneladas de cocaína a Estados Unidos. Las esperanzas de los colombianos que quieren justicia está  en la apelación que ha hecho Procurador ante la justicia transicional para que, con la evidencia que hay, tan clara y contundente, se pueda autorizar la extradición de ese delincuente. Además de la petición de la Procuraduría, la Corte Suprema de Justicia, a través de la Sala de Instrucción, con esa evidencia tan clara, también debe proceder a dictar la orden de captura y a que haya una sanción ejemplarizante.

La Procuraduría, así como pidió la captura del exguerrillero, también pueda suspender a alias ‘Jesús Santrich’ de ejercer el cargo como congresista, porque los mafiosos, con las pruebas que hay, que claramente deshonran la representación popular del pueblo, no merecen estar allí.