La batalla contra el marxismo cultural

Editorial
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El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha emprendido una cruzada contra lo que considera el marxismo cultural en el área de la Educación, que pasa por duros recortes en los fondos destinados a las universidades y el cambio de un sistema educativo en el que ve un embrión de la ideología de izquierdas.

Desde que asumió el Gobierno el pasado 1 de enero, y siguiendo las directrices del filósofo y astrólogo de Olavo de Carvalho, el principal ideólogo de los movimientos derechistas brasileños, Bolsonaro ha propuesto vencer “el izquierdismo” en el campo de la educación.

Con base en esa teoría, el titular de la cartera -el segundo en cuatro meses de Gobierno-, el economista Abraham Weintraub, anunció recientemente un recorte del 30 % del presupuesto destinado a tres universidades federales: la de Brasilia, UNB; la de Bahía, UFBA; y la Fluminense, UFF, palco de manifestaciones públicas contra las políticas de Bolsonaro.

En medio de la polémica, Weintraub precisó posteriormente que los cortes serían extensivos a todos los institutos y universidades federales y esclareció que el bloqueo fue realizado como medida preventiva, aunque podrá ser revisado si se aprueban las reformas económicas propuestas por el Gobierno.

El rector de la Universidad Federal de Río de Janeiro, UFRJ, Roberto Leher, aseguró que la comunidad estudiantil brasileña está perpleja y recordó que algunas universidades ya perdieron más de un 30 % de sus recursos en los últimos años. Con el nuevo montante previsto, que debe ser bloqueado de aquí a 45 días o dos meses como máximo, se estará sin condiciones de mantener los contratos de limpieza, energía, agua y de manutención del campus universitario. La decisión del Gobierno sacó a las calles a algunas centenas de estudiantes en diversas ciudades del país contra las propuestas de Bolsonaro, quien resaltó que el recorte tal vez sea un poco mayor en las universidades que tan solo forman militantes políticos.

Desde el inicio de su campaña a la Presidencia, el sector ha estado en el punto de mira de Bolsonaro, quien se ha comprometido a combatir la ideología en las escuelas, principalmente la de género, a expandir la educación militar en Brasil y a promover la educación en casa. La receta del capitán de la reserva del Ejército, un declarado anticomunista, en materia de educación busca erradicar la basura marxista que, en su opinión, se enquistó en las instituciones educativas del país.

Para alcanzar su objetivo, Bolsonaro defiende la “Escuela Sin Partido”, un proyecto pendiente de votación en el Congreso y que prevé el combate al uso de las salas de clase como lugar para impartir doctrinas partidarias entre sus alumnos y promover discusiones sobre asuntos como género.

En medio de sus polémicas propuestas, Bolsonaro también ha anunciado que planea descentralizar la inversión en facultades de humanidades, como Filosofía o Sociología, en favor de otras carreras que generen empleo y renta, una decisión que ha generado fuertes críticas en la comunidad académica ya que su objetivo es centrarse en áreas que generen retorno inmediato al contribuyente, como veterinaria, ingeniería y medicina.