Panamá se juega su futuro

Editorial
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Al nuevo Gobierno de Panamá, que se elige hoy,  le tocará decidir si negocia con China un tratado comercial que es el aspecto más visible de una nueva relación que incluye más de 20 acuerdos en todos los ámbitos y que conviene seguir impulsando sin menoscabo del nexo con su principal aliado, Estados Unidos.

La negociación del Tratado de Libre Comercio, TLC, arrancó el 12 de junio de 2018, en el primer aniversario del establecimiento de los nexos diplomáticos entre Panamá y China, en detrimento de Taiwán, un paso que fue aplaudido de forma unánime en el país, de acuerdo con las observaciones que hicieron varios analistas a la Agencia de Noticias Efe.

El Gobierno del presidente Juan Carlos Varela, que terminará el próximo 30 de junio y que anunció hace casi dos años a bombo y platillo que había dado el salto hacia una nueva relación con la segunda economía del mundo, comunico que la quinta ronda de discusiones del TLC culminó y que le tocará al nuevo Ejecutivo que se elegirá hoy decidir el futuro de estas negociaciones.

Para varios  economistas panameños está claro que Panamá debe seguir desarrollando las relaciones económicas con China, aunque valoran que en ese sentido resultaría innecesario un TLC. Panamá es un importador con muy poca estructura para exportar a China, aunque  el acuerdo comercial puede traer ventajas al país en las áreas de marina mercante y aérea.

El interés de los grupos económicos panameños, explicó es la parte portuaria, el manejo de carga, pues Panamá puede convertirse en el ‘hub’ que reciba la carga de China para que de aquí se distribuya a los demás países del continente. Pero ese objetivo se enfrenta al escollo de que Panamá no termina de definir una estrategia logística, lo que ha frenado la llegada en abundancia de inversión china al país, la principal expectativa creada con el establecimiento de los nexos diplomáticos. El Gobierno de Varela sostiene que con el TLC busca dinamizar las ventajas del “hub logístico” e incrementar las exportaciones panameñas hacia ese mercado, procurando las mejores condiciones para la atracción de inversión extranjera procedente de China.

Estadísticas oficiales panameñas dan cuenta de que 14 empresas chinas de telecomunicaciones, construcción, navieras y energía, entre otras, están establecidas en Panamá bajo el régimen especial de sedes multinacionales, SEM, y la inversión extranjera directa de esa nación sumó 233 millones de dólares entre 2014 y 2016.

China es además el segundo usuario en importancia del Canal de Panamá y el primer proveedor de la Zona Libre de Colón, la mayor del continente. Desde las nuevas relaciones diplomáticas, las empresas chinas se han adjudicado multimillonarios contratos en Panamá, como una terminal de cruceros o el cuarto puente sobre el Canal de Panamá, una obra de 1.420 millones de dólares.

También está en estudio un polémico proyecto para la construcción de un tren por más de 4.000 millones de dólares que uniría la capital panameña con la provincia de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica, el primer país centroamericano que abrazó a China en 2007.

Este acercamiento despertó el recelo de Estados Unidos en momentos de tensión con China por el tema comercial. En una visita a Panamá en octubre pasado el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, dijo que había alertado a Varela sobre los riesgos que puede suponer hacer negocios con el gigante asiático, al que los norteamericanos tildan de corrupto y opaco.

La actitud de Estados Unidos frente a la expansión china obedece a que está defendiendo sus intereses y sus puntos de vista. La tragedia es que no se ha sabido defender los nuestros, y el entreguismo ha marcado la relación tanto con Estados Unidos como China. Quien gane las elecciones de hoy tiene que dejar a un lado el secretismo, poner en conocimiento lo que se ha pactado hasta ahora con China y aplicar los correctivos necesarios, porque la relación con Pekín debe ser un plan de cooperación más que de entreguismo.

Los candidatos se han expresado.  El del Partido Revolucionario Democrático, Laurentino “Nito” Cortizo, dijo que no le preocupa para nada que en la Casa Blanca esté el presidente Donald Trump o que el líder chino Xi Jinping tenga ambiciosos planes de inversión en Panamá, mientras se preserven los intereses panameños y el diálogo sea fluido; el aspirante presidencial por el partido Cambio Democrático, Rómulo Roux ha dicho que la relación con China es significativa pero que los nexos con Estados Unidos deben ser los prioritarios y el candidato independiente, Ricardo Lombana, dijo que el gran reto es consolidar la relación con la República Popular de China al tiempo que se reconoce que Estados Unidos ha sido, es y debe seguir siendo el principal socio comercial y aliado estratégico de Panamá