Una respuesta adecuada

Editorial
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A pesar de la queja del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, por los resultados poco positivos, según el presidente Norteamérica, de la lucha contra las drogas, el gobierno colombiano afirma que en lo que va de año se han erradicado manualmente 19.251 hectáreas de cultivos ilícitos en el país.

Colombia ha hecho una revisión de la estrategia y los indicadores que se tiene en la lucha contra las drogas. En lo que va corrido del año se ha hecho una erradicación manual que tiene un avance del orden del 24 % y cerca de 19.251 hectáreas erradicadas de cultivos ilícitos, lo que indica que el trabajo se está cumpliendo y los esfuerzos son al máximo, permitiendo que las cifras obtenidas digan que el país va conforme a la meta de acercarse a las 80.000 hectáreas erradicadas.

Estas cifras se dan a conocer dos días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, criticara a Duque por el incremento en el tráfico de drogas. Trump ya había criticado al presidente colombiano a finales de marzo, cuando señaló que está llegando más drogas a Estados Unidos que antes de que Duque asumiera la Presidencia y en su declaración el presidente norteamericano también hizo alusión a la misma situación que viven Honduras, Guatemala, y El Salvador que envían a propósito a sus criminales a Estados Unidos.

El Gobierno respondió al acto político que le rinde cuentas al pueblo de su país y los países que tienen altos niveles de consumo deben enfrentar ese fenómeno mientras Colombia hace lo propio enfrentando a los carteles.

Desde 2013 el área sembrada de coca ha ido en constante crecimiento en Colombia, según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, JIFE, hasta el punto de que la Casa Blanca dijo que en 2017 alcanzó un récord de 209.000 hectáreas cultivadas.

Este incremento en las áreas sembradas de cocaína también se da debido a la suspensión de fumigación aérea, que fue suspendida durante el gobierno de Juan Manuel Santos, ocho años, a petición del grupo guerrillero de las Farc, que la enmarcaron dentro del proceso de paz y en los Acuerdos de La Habana.

En ese entonces sectores gubernamentales, civiles y económicos del país se pronunciaron en contra de la suspensión de fumigaciones para el control de cultivos ilícitos. Uno de ellos fue el ex procurador General de Colombia, Alejandro Ordóñez que dijo que la medida conducirá a crear santuarios para el narcotráfico, a la vez que dijo que es un absurdo exponer a civiles a hacer esta labor ya que el gobierno sabe muy bien que existen zonas donde por razones de seguridad no es posible la erradicación manual.

La erradicación manual consiste en la eliminación de cultivos ilícitos de una forma artesanal, mediante la fuerza física de una persona o utilizando palines. La planta se sujeta y se halla produciendo el desprendimiento de sus raíces.

Este proceso tiene una efectividad del ciento por ciento; para este método se utiliza el herbicida glifosato en concentraciones recomendadas por los fabricantes de 10 litros la hectárea. Los operarios reciben una capacitación en la aplicación del agroquímico y en los cuidados a tener según las normas de salud. Se recomienda para cultivos donde no es posible erradicar manualmente por el tamaño de la mata de coca.

Es por tanto un proceso lento y dispendioso que se demora en arrojar los resultados esperados y anhelados; exige presencia de personal capacitado ya que debe tener cuidado con el manejo del químico y por tanto, a pesar de todos los esfuerzos, lleva un tiempo precioso que es difícil de recuperar; pero esto no exime que se seguirá en esta lucha que debe ser constante y perseverante.