La alianza “extra-Otán” de Brasil

Editorial
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La propuesta del presidente de EE.UU., Donald Trump, de designar a Brasil como aliado preferente fuera de la OTAN es vista por el Gobierno brasileño como “fundamental” para el avance del país en el área de defensa, mientras que expertos creen que dicho estatus, más que implicaciones prácticas, tiene un significado simbólico.

Trump y su homólogo brasileño, Jair Bolsonaro, confirmaron este martes en Washington la fortaleza de una relación que comenzó a ser construida en octubre de 2018, durante la campaña presidencial del capitán en la reserva del Ejército, en la que el actual mandatario del gigante suramericano ya había expresado su devoción por Estados Unidos. A cambio de algunas

concesiones por parte de Brasil, Trump se comprometió el martes a apoyar la entrada de ese país en la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (Ocde) y ofrecerle el estatus de aliado importante extra-Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otán). En su discurso, el mandatario estadounidense fue más allá y, con ambigüedades, dejó abierta la opción de presionar a otros aliados para convertir a Brasil en un miembro pleno de la OTAN, una organización militar de defensa integrada por 28 países además de Estados Unidos.

No obstante, el Gobierno alemán recordó este miércoles que el acceso a la alianza, según el artículo 10 del tratado fundacional, está reservado a los países europeos, aunque consideró a Brasil un socio importante.

De esa forma y, según lo planteado por Trump, Brasil podría recibir el estatus especial de aliado militar estratégico de EE.UU. fuera de la OTAN, una designación que ya recibieron 17 países, entre ellos Argentina, el único latinoamericano hasta el momento.

El estatus de aliado preferencial extra OTAN brinda una serie de ventajas militares y financieras, como la entrega de artículos excedentes de defensa y la organización de maniobras conjuntas con Estados Unidos.

Especialistas expresan su preocupación con la “cuestión comercial”, pues el estatus, en caso de ser finalmente otorgado, podría ofrecer facilidades a Brasil para la adquisición de tecnología militar, pero el país dejaría de tener autonomía para tomar decisiones sobre los equipos de defensa que más le convienen.

En 1988, la Argentina de Carlos Menem consiguió ese estatus gracias a las buenas relaciones con la Administración de Bill Clinton, pero trajo beneficios económicos, porque las relaciones entre los países latinoamericanos y EE.UU. dependen del Gobierno interno.

Hay una afinidad clara entre los Gobiernos de Trump y de Bolsonaro, ¿pero si después entra un Gobierno demócrata y Bolsonaro aún está en el poder?