Decisiones importantes para la Ciénaga Grande Santa Marta

Editorial
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Si ya las autoridades saben que el problema de la Ciénaga Grande es cíclico, ¿por qué, entonces,  no  han tomado decisiones serias y contundentes para evitar la mortandad de peces que se presentan en esta época del año?

Todos los magdalenense son conscientes que desde hace 20 años la Ciénaga Grande  producía 20 mil toneladas de peces y hoy solo son cerca de siete mil, debido al deterioro ecosistémico y medioambiental sostenido que padece; como también es una realidad irrefutable que cada vez que emergen  los peces muertos en  las aguas de la Ciénaga, salen a flote solo los lamentos y los reproches que buscan a los culpables, que no aparecen y se esconden detrás de sus labores de oficina.

Los magdalenenses todavía están aterrados y tristes ante la magnitud de deterioro de este complejo lagunar, confirmada  por las desgarradoras imágenes que han circulado en estos días de los peces y el manatí  muertos en la desembocadura del río Fundación, y que según el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, ‘José Benito Vives De Andréis’, Invemar, las causas de esta mortandad están asociadas a las bajas concentraciones de oxígeno por la presencia del Fenómeno de El Niño. 

En el papel quedan los debates inacabables e interminables que hasta ahora no han conducido a nada, muchos menos a evitar la mortandad de peces; también en el papel quedan las denuncias hechas por funcionarios públicos, legisladores y hasta las realizadas por la misma comunidad, la más afectada ya que de ese complejo lagunar, derivan su sustentos miles de pescadores y nativos de los pueblos que conforman la Ciénaga Grande  de Santa Marta. Esta situación es gravísima, ya que además de generar problemas económicos y presupuestales, están los de la propia comunidad que busca en otro lugar el sustento que se le está negando desde su propia tierra.

La Ciénaga Grande de Santa Marta es sitio  Ramsar; es decir, tiene un estado a nivel nacional e internacional para ser reconocida por gran valor, no solo para el país o los países en los que se ubican, sino para la humanidad en su conjunto. En la actualidad hay más de 2.200 sitios Ramsar en todo el mundo, que abarcan más de 2,1 millones de kilómetros cuadrados, una superficie mayor que México y la Convención incluye diversas medidas para responder a las amenazas por las características ecológicas de los sitios. Sin embargo esto no  la ha salvado de la mortandad de peces; de la tala y quema de árboles indiscriminados; de las desviaciones de los ríos y corrientes a favor de unos pocos y de toda clase de trampa que hace el hombre, yendo en contra vía del mantenimiento y la sostenibilidad del ecosistema que a diario lucha por sobrevivir, porque las autoridades encargadas de su protección, poca atención le presta.

Y como si fuera poco la  Ciénaga Grande está incluida en el registro Montreux,  donde están inscritos los humedales de importancia Internacional en los que se están produciendo, se han producido o pueden producirse cambios en las características ecológicas como consecuencia del desarrollo tecnológico, la contaminación u otra intervención del ser humano

A esta grave situación hay que añadirle el drama humano que viven  las familias  instaladas alrededor del complejo lagunar;  en corregimientos como Bocas de Aracataca, que llegó a tener una población más de 217 familias, hoy solo habiten 50 o 60 personas.

Ante la falta de responsabilidad  y de acción de las autoridades ambientales del departamento, encargadas de vigilar el buen funcionamiento de la Ciénaga, las esperanzas recaen en el Ministerio de Ambiente, que  a través del  proyecto GEF, se contará con una inversión de seis millones de dólares para el manejo sostenible y la conservación de la biodiversidad acuática en la Ciénaga Grande de Santa Marta.

Se espera que con estas acciones que lidera el Ministerio de Ambiente se pueda conservar la Ciénaga Grande de Santa Marta, despensa y provisión de alimentos para familias magdalenenses, que también encuentran preocupación  con el robo de agua de los ríos, Fundación y Aracataca, que son desviados en su curso para la actividad agrícolas de unos cuantos que perjudican  a toda la comunidad ya que se secan por la captación de agua ilegal, descendiendo los niveles del preciado líquido en la Ciénaga en forma alarmante.



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