POT, oportunidad o amenaza

Editorial
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La ciudad de Santa Marta se encuentra en un momento de inflexión como territorio, debido a las decisiones de planificación que se están configurando a partir  de la revisión estructural de su Plan de Ordenamiento Territorial.

De dicho proceso dependerá en gran parte el desarrollo socioeconómico de la ciudad; de ahí la importancia que este ejercicio de planificación sea participativo para los distintos sectores, quienes más que validar, deben hacer parte activa de las revisiones y decisiones que allí se determinen.

El proceso ha puesto sobre la mesa la necesidad de debatir temas muy sensibles para la ciudadanía y los sectores económicos, quienes desde hace varios años están a la espera de decisiones estructurales en lo que respecta a las intervenciones e inversiones que se habilitarán para el territorio. Entre los temas que se destacan están; la problemática de servicios públicos, la delimitación del perímetro urbano, así como la organización urbana.

Sin duda alguna la cobertura de servicios públicos es el más neurálgico y complejo de los temas, ya que mientras la cobertura en el área urbana se ha estancado durante los últimos años, la ciudad se expande desmesuradamente y el efecto de esto se materializa en el detrimento de la calidad de vida de los habitantes y el desmejoramiento de las condiciones de competitividad de los sectores económicos de la ciudad.

Así las cosas, es necesario que se defina si el perímetro urbano seguirá expandiéndose a lo largo y ancho, contribuyendo con la pérdida ecosistémica de la ciudad y desconociendo además  ventajas de la aglomeración  como  la reducción de costos en la provisión de infraestructuras de los servicios y  equipamiento urbano y la mayor productividad; o si por el contrario se priorizará la densificación del perímetro actual y/o su renovación.

En cuanto a la renovación urbana, especialmente en el Centro Histórico, donde a pesar del interés de inversionistas en seguir apostándole a su aprovechamiento y pese a los esfuerzos de gobiernos anteriores por renovar sus espacios públicos, actualmente son varias y significativas las áreas de que continúan  en un notable estado de deterioro y abandono.  La renovación urbana es un propósito que requiere el concurso de todos; por un lado de las autoridades, quienes deben hacer uso de los mecanismos legales y de los instrumentos de gestión urbanística y financiera que faciliten el fomento de su revitalización físico-espacial, también se requiere el compromiso de  propietarios de inmueble , que deben responsabilizarse del uso y mantenimiento de sus bienes; y por supuesto la ciudadanía en general, que directa o indirectamente demanda servicios de esas zonas, pero que sin embargo muchas veces es indiferente a los proceso de degradación social y física a que estos se exponen.

Finalmente, resulta imperativo el trabajo articulado de la institucionalidad que participa de los procesos de planeación y construcción urbana, de tal forma que los usuarios dispongan de las garantías para llevar a cabo sus trámites de manera transparente, oportuna y segura.