Desafío para los productores

Editorial
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El principal reto del futuro del café es buscar una sostenibilidad enfocada en el aspecto social y económico, ya que el café tiene imagen de ser pionero en agricultura sostenible, pero falla al no crear condiciones necesarias para que la cadena de valor sea viable en lo social; es por esto que es necesario darle más valor al café y al esfuerzo que realizan los pequeños productores, ya que esto no se ve reflejado en el precio que establece la Bolsa de Nueva York.

El café de Colombia es una indicación geográfica protegida, que fue reconocida en forma oficial por la Unión Europea el 27 de septiembre de 2007. Dicha denominación se le otorga al café 100% arábigo (coffea arabica) producido en las regiones cafeteras de Colombia. El término café de Colombia también es una marca de certificación registrada en Estados Unidos  y en Canadá; así mismo, está reconocido como Denominación de Origen Protegida en otros países del mundo, como Ecuador, Bolivia y Perú.

A nivel mundial, Colombia es el tercer país productor de café   y el mayor productor de café suave en el mundo.  Los principales países importadores del café de Colombia son Estados Unidos, Alemania, Japón, Países Bajos y Suecia. Durante el siglo XX el café fue el producto primordial dentro de las actividades comerciales colombianas, registrando exportaciones de hasta 2.560 sacos; desde los años veinte, Colombia ocupó el primer lugar como productor mundial de café suave.

Los principales departamentos productores de café en Colombia son: Nariño, Norte de Santander, Antioquia, Valle del Cauca, Cundinamarca, Huila, Cauca, Tolima, Caldas, Quindío y Risaralda, conocidos los tres últimos como el Eje Cafetero.

A pesar de la evolución en el consumo y de que la forma de producir el café ha cambiado, una taza y su entorno es muy diferente en su concepto en la Bolsa de Nueva York, una herramienta de carácter financiera que sigue sin cambiar en el precio al productor. Este es uno de los grandes desafíos para los países productores.

Detrás de una taza de café, existe todo un proceso de responsabilidad ambiental, protección del suelo, sostenibilidad, bienestar para las familias y protección de la producción para gestionar adecuadamente el cultivo del grano; si bien el café es cada vez más lucrativo, con un valor de venta de 200.000 millones de dólares en 2015, menos del 10 % de la riqueza agregada permanece en los países productores. Mientras las compañías de café están ocupadas conquistando mercados, reduciendo costos y aumentando la eficiencia, los productores luchan por obtener su parte justa de valor agregado total en la industria.

La desigualdad económica está aumentando ya que los precios pagados a los agricultores caen cada vez más, mientras que una taza de café tiene precios muy altos que no se reflejan en la cadena de valor. Actualmente la variedad arábica, que es un café de mayor calidad para mercados más especializados, se cotiza en la Bolsa de Nueva York casi al mismo precio de la variedad robusta, que es de menor calidad y que se produce masivamente en países como Vietnam.

Se está sufriendo una crisis de precios muy grande en todos los países productores y la sostenibilidad normalmente se enfoca en el medio ambiente y en aspectos sociales; pero sin el aspecto humano, y sin cuidar a los productores, es muy difícil cuidar los otros dos aspectos

Los países deben unirse para discutir este tema e involucrar al resto de la cadena productiva para mirar formas creativas de resolver el problema de los precios, del ingreso y la pobreza en la que se están sumiendo los productores de café en el mundo. El objetivo de mejorar los precios del café para los productores, que en su mayoría son pequeñas o medianas familias, es también garantizar la vida del grano, ya que según estimaciones la demanda aumentará en las próximas décadas, en especial en Asia.

Hay un mercado que está creciendo mucho como Asia y eso va a poner presión en los mercados, y los datos explican que si el café no empieza a producirse de forma climáticamente inteligente en todo el mundo la productividad solo va a bajar, y la brecha entre demanda y oferta va a ser más grande.

Los estudios  indican que en el periodo 2012-2017 el consumo y la producción de café aumentaron en un promedio de 2 % por año y según los pronósticos, si este ritmo de crecimiento continúa, el sector cafetalero necesitará 300 millones de sacos de café para el 2050, lo que significa duplicar la actual producción mundial anual, y el sistema actual de producción no podrá satisfacer la demanda en las próximas décadas.