Trabajo precario en los jóvenes de Colombia

Editorial
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Entre los retos que debe afrontar el presiente Ivan Duque, y también cumplir es brindar oportunidades de trabajo a través de la económica naranja, plataforma de ofertas de trabajo y principal pilar de su candidatura a la Presidencia de la República.

La economía naranja o industria creativa es el sector de la economía que involucra la generación de ideas y conocimiento. El concepto abarca esencialmente la industria cultural como el arte, entretenimiento, diseño, arquitectura, publicidad, gastronomía y la economía del conocimiento, involucrando la educación, investigación y desarrollo, alta tecnología, informática, telecomunicaciones, robótica, nanotecnología, industria aeroespacial; en nuestro país la industria creativa aporta cerca del 4.5% del PIB, número que es análogo a lo que contribuye a la economía el división del sector económico del café. Para mayor entendimiento se puede afirmar que la economía naranja es la unión de acciones que de forma unida permiten que las ideas se transformen en patrimonios y productos culturales, cuyo precio es definitivo por su contenido de propiedad intelectual.

En Colombia cerca de 3,2 millones de jóvenes de las clases más bajas que viven en las ciudades colombianas enfrentan precariedad laboral, situación que los aboca a permanecer en condiciones de pobreza de por vida.

Se trata de una situación preocupante para la juventud colombiana, pues la precariedad laboral impacta sus condiciones de vida actual y futura, al tiempo que los aboca a permanecer en una situación de pobreza durante toda su vida. La mayoría de estos jóvenes tienen fincadas sus esperanza de progreso y desarrollo en la puesta en marche e implementación de la economía naranja, que les pueda garantizar una futuro más estable en comparación con las condiciones actuales en factores como ingresos, estabilidad laboral y protección social, entre otros.

La precariedad laboral, que padecen los jóvenes de estratos 1 y 2, afecta su derecho a la salud, la educación, la vivienda digna, y otros derechos fundamentales para el ejercicio pleno de la ciudadanía.

Una de las situaciones más lamentables es que las personas que obtienen un título de bachillerato multiplican por tres sus posibilidades de tener un trabajo no precario; pero los jóvenes de hoy presentan en algunos sectores sociales, desgano frente a este tema que les puede asegurar un futuro mejor.

Quienes ostentan un título técnico multiplican por 2,9 sus oportunidades de conseguir un empleo no precario; la informalidad en los jóvenes más pobres es del 61,6 %, dos veces más que aquellos de las clases media y alta (31,6 %).

En temas de género, las mujeres jóvenes de estratos bajos que trabajan en el sector de servicios, comercio, hoteles y restaurantes, sufren de mayores riesgos de precariedad laboral que los hombres.


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