Cortinas de humo

Editorial
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Como ya era de esperarse la arremetida del presidente venezolano Hugo Chávez de la mano de su fiel escudero el canciller Nicolás Maduro inició por toda Latinoamérica para convencer a los gobiernos de la región del supuesto plan de Colombia y el "imperialismo yanqui" como denomina a Estados Unidos en su discurso socialista radical de los años 60´s, para atentar contra su vida y atacar territorio venezolano.

Esto como creación de una cortina de humo que solo busca distraer la atención del verdadero problema, su complicidad con los grupos narcoterroristas que se encuentran en Venezuela llevando una vida de tranquilidad y descanso en campamentos.

Esta ofensiva diplomática de la cancillería venezolana, lo que busca crear cortinas de humo y confusiones entre la diplomacia latinoamericana para que el día de la Cumbre sea Colombia la culpable de la situación y Venezuela como normalmente sucede en estas reuniones de este organismo donde tiene importantes aliados seguidores del socialismo del siglo XXI, salga como la víctima entre los miembros del mencionado organismo. Los países que se encuentra visitando son Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, Chile, Perú y Bolivia.

El objetivo de esta cumbre debería ser realmente obligar si es el caso a través de sanciones comerciales o diplomáticas al gobierno venezolano a demostrar que las pruebas presentadas por Colombia en días atrás sobre presencia narcoterrorista son falsas. Pero sin duda este no puede ser el llamado del gobierno venezolano a la Cumbre debido a que no están dispuestos ni a desmentir ni afrontar su culpa.

Junto con las distracciones pertinentes para que en la reunión de Unasur no se profundice en el verdadero problema, el canciller Maduro presenta a los gobiernos visitados una propuesta de paz para Colombia de la cual no se conocen muchos detalles pero que pretende como primera condición que el próximo gobierno de Colombia rectifique su posición y casi que le pida disculpas a Chávez en un presupuesto descarado y perverso por parte de ese gobierno.

El próximo gobierno colombiano debe tener claro que no se puede ceder ante este tipo de exigencias y menos con la excusa de que los problemas principalmente comerciales en la frontera sentirse obligado a pasar por alto esta traición a nuestra nación, dado que si esta situación continua se está permitiendo el fortalecimiento de los grupos narcoterroristas que asesinan y secuestran en nuestro país, y esto si sería permitir una violación a la vida y libertad de los ciudadanos colombianos.

Este "plan de paz urgente y necesario" para Colombia como lo denomina Maduro supone a su vez la construcción de Sudamérica como una zona de paz, señalándose que el único conflicto que queda es el colombiano, y la solución no es la cooperación sino el dichoso plan de paz.

Este plan de paz implica seguramente procesos de paz con los grupos narcoterroristas donde la impunidad y amnistías sean las premisas para los miembros de estos grupos.

La no cooperación dentro de esta propuesta implica rechazar el apoyo económico y militar que Colombia tiene de Estados Unidos, el cual ha sido significativo para avanzar en el logro de la paz y derrota de los grupos narcoterroristas.

Este aspecto podría solo pensarse en el momento en que haya una plena cooperación por parte de los países de la región por combatir conjuntamente el fenómeno del narcoterrorismo que va de la mano de actividades del crimen trasnacional organizado, el cual merece una atención integral, de todos los países, este no es un problema de Colombia, dado que los fenómenos del narcotráfico y terrorismo traspasan fronteras y tienen un ciclo que se desarrolla de forma diferente en cada frontera suramericana.

En el escenario de Unasur lo único que se visibilizará es que en lugar de cooperar contra un actor criminal, narcotraficante y terrorista, como todos sabemos que son las Farc, y en si contra los problemas de crimen organizado que cada vez amenazan más a la región, el gobierno de Hugo Chávez ignore que en su territorio las Farc se están resguardando.

Es verdaderamente triste que en el único organismo regional no se tomen medidas concretas para enfrentar estos grupos, pero más triste es que sabiendo la ilegalidad que dicho apoyo encierra y el peligro que tiene para los demás países de la región porque se trata de fortalecer a una organización criminal que también está afectando a Brasil, Chile, Argentina y a todos los demás de Suramérica, Centroamérica y el Caribe, tengamos que aguantarnos el cinismo de Chávez haciéndose la víctima de una ilegalidad atroz que él comete.

En el final de la cumbre, Chávez, como siempre creando mecanismos de distracción, no aceptó firmar los mecanismos de verificación sobre las denuncias de nuestro país, negándose a aceptar esta posibilidad. Amanecerá y veremos en el nuevo capítulo de Unasur.