Una nueva Guerra de las Galaxias

Editorial
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El presidente ruso, Vladímir Putin, avisó a Estados Unidos de una nueva guerra de las galaxias al presentar armamento nuclear sin parangón que puede alcanzar cualquier punto del globo.
Putin fue directo: “Antes de que tuviéramos los nuevos sistemas de armamento, nadie nos escuchaba. ¡Escuchadnos ahora!”, aseguró Putin durante un encendido discurso sobre el estado de la nación ante ambas cámaras del Parlamento. En una intervención que recordó a los momentos más álgidos de la Guerra Fría, Putin dedicó casi una hora a presentar al mundo el nuevo arsenal estratégico ruso: desde misiles intercontinentales a cohetes hipersónicos y armas con rayos láser.

Los presentes, la plana mayor de la política y la sociedad rusa, no cabían en sí de asombro, ya que las explicaciones del comandante supremo de las Fuerzas Armadas iban acompañadas de espectaculares vídeos con ensayos de misiles. Fueron especialmente reveladores los murmullos cuando en una infografía en una pantalla gigante mostró la trayectoria del misil sobrevolando territorio estadounidense y alcanzando el océano Pacífico.

Putin orgulloso afirma que nadie en el mundo tiene algo igual, por ahora y dijo sobre lo que llamó “respuesta a la salida unilateral del tratado de defensa antimisiles por parte de Estados Unidos.
Putin ha repetido en muchas ocasiones que Rusia no se verá empujada a una carrera armamentista que agote sus recursos como ocurriera con la Unión Soviética cuando el presidente de EE.UU. Ronald Reagan lanzó la conocida como “Guerra de las Galaxias”.

Pero en los últimos años el Kremlin ha invertido cientos de miles de millones en modernizar su tríada nuclear: misiles intercontinentales, submarinos atómicos y aviación estratégica.
Todo empezó en Siria, donde Putin dijo que Rusia demostró a todos el potencial del Ejército ruso, que no solo salvó el régimen de Bachar al Asad, sino que envió un aviso al mundo: Rusia ha vuelto como superpotencia militar. Putin empezó con el misil intercontinental pesado Sarmat, de alcance prácticamente ilimitado contra el que el sistema antimisiles norteamericano no tendrá nada que hacer.

Es un arma terrible capaz de golpear objetivos tanto sobrevolando el Polo Norte como el Polo Sur. Los colegas extranjeros de Putín le han puesto un nombre muy amenazador, Satán, en alusión al misil SS-X-30 Satan-2, según la clasificación de la Otan.

Después de criticar a Washington por desplegar sus elementos estratégicos en Polonia y Rumanía, Rusia ha desarrollado cohetes que no utilizan la trayectoria balística para alcanzar su objetivo, por lo que no pueden ser detectados por el escudo de EE.UU. Putin hizo alarde también de que las Fuerzas Armadas ya cuentan con armas hipersónicas, ya en servicio en el distrito militar sur, que cubre el mar Negro y Crimea. Y lo mismo dijo del armamento láser, en manos de los militares rusos desde el pasado año, terreno en el que Rusia va un paso por delante de Occidente.

En cuestión de unos pocos años Rusia ha dado un inusitado paso adelante en el desarrollo de armamento de nueva generación por un módico precio y que garantizará la seguridad de Rusia a largo plazo.

El poderío militar ruso se manifiesta no solo en tierra y aire, sino también en el mar, con aparatos submarinos no tripulados, que son mucho más veloces que los sumergibles tradicionales, de desplazamiento silencioso y pueden portar cargas nucleares.

Putin recordó que la doctrina militar rusa sólo contempla el uso de armas nucleares en respuesta a una agresión exterior y subrayó que la potencia militar de Rusia no amenaza a nadie y que su arsenal estratégico es una segura garantía de paz en el planeta, ya que mantiene el equilibrio de fuerzas.