En el olvido

Editorial
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Al menos el 55 % de los 8.000 ex rebeldes de las Farc que se acogieron al acuerdo de paz abandonaron las 22 zonas creadas para su tránsito a la vida civil por desilusión ante la ausencia de oportunidades económicas, dejando como conclusión que la prisa por firmar el tratado de paz, solamente dejo desilusión y apresuramiento trayendo este tipo de consecuencias.

Los exguerrilleros eran unos 8.000 al 20 de mayo en las zonas veredales donde se reunieron para dejar las armas. Quedaba el 70 % al 15 de agosto. Hoy se estima que el 45 % todavía está en los Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación, en los que se convirtieron dichas zonas.

La pérdida de la confianza en las perspectivas que se ofrecen ha sido el mayor determinante para el abandono de tales lugares; sin embargo, estas salidas no se originan todas en la desilusión ya que un número de exguerrilleros ha querido reunirse con sus familias, hacer política y buscar la reincorporación por su propia cuenta.

Hay casos específicos como en los departamentos de Córdoba y Nariño, que han sido abandonados casi en su totalidad por los ex combatientes, que se han trasladado a lugares que les parecen más apropiados; pero, hay otros que permanecen habitados, actualmente grupos de entre 20 y 50 exguerrilleros que están saliendo con el mismo propósito.

En vísperas del primer año de la firma del acuerdo para terminar el conflicto armado entre el Gobierno y las Farc, que se llevó a cabo el 24 de noviembre de 2016, la reincorporación es, sin duda, la tarea más crítica de la agenda de consolidación de la paz. Los intentos permanentes de grupos armados de atraer a los excombatientes con las perspectivas de grandes beneficios y el crecimiento de las disidencias en ciertas zonas del país, sirven de recordatorio de las posibles consecuencias de un fracaso. El tiempo apremia.

Mientras la dejación de las armas se celebra como un gran logro, muchos ex miembros de las Farc siguen percibiendo con incertidumbre lo que les reserva el futuro, solamente se acuerdan de los altos mandos que ahora son los políticos de este grupo; por ello es necesario que la incertidumbre dé paso a la confianza y la ansiedad a una actitud positiva, especialmente en lo que respecta al futuro productivo que espera a los ex insurgentes de origen campesino y que aspiran a reincorporarse en las zonas rurales.

A escasos tres días de que se cumpla un año del acuerdo, el balance indica que 12.262 miembros de las Farc, incluidos los ex milicianos, han sido certificados por la dejación de armas. De esta cifra, 10.445 abrieron una cuenta bancaria para recibir por 24 meses un subsidio por parte del Gobierno de hasta el 90% del salario mínimo legal, que hoy es de 737.717 pesos y 10.218 ex combatientes están ya afiliados a los sistemas de salud y pensión.

Es necesario redoblar esfuerzos para seguir adelante con las actividades productivas que ya empezaron para la reincorporación y que la dejación de armas se traduzca en seguridad física y jurídica para los ex guerrilleros, que los han dejado en el olvido, acaparando la atención los jefes políticos.

El éxito de la reincorporación todavía es posible a pesar de las dificultades y para ello será fundamental la convicción de universidades, empresarios, autoridades municipales y departamentales, asociaciones y comunidades, que si ven este panorama será difícil de unirse a la proceso de reintegración de los ex combatientes.