Sanciones a Norcorea

Editorial
Tamaño Letra
  • Smaller Small Medium Big Bigger


La aprobación inusitadamente rápida y con mucha concreción de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU contra Corea del Norte, el pasado 11 de septiembre, podría hacer pensar en una nueva posición del mundo ante el problema que representa la escalada nuclear norcoreana y en un acercamiento en las posiciones de Estados Unidos, por un lado, y Rusia y la República Popular China, por el otro, aunque los detalles sobre su gestación no dejan claro que esto sea todavía una realidad.

Sobre todo si tenemos en cuenta que Estados Unidos había presentado un borrador mucho más duro, que parecía estar redactado para escenificar la confrontación, y las distancias con Rusia y China, lo que en caso de rechazo podría justificar a posteriori sanciones unilaterales tanto contra Corea del Norte como contra China y Rusia. Una posibilidad que echaría por los suelos cualquier solución negociada.
Si analizamos los detalles de la resolución nos encontramos con que los objetivos de las sanciones comerciales apuntan a la interdicción de los buques norcoreanos, a las exportaciones textiles de Corea del Norte y a la limitación de las importaciones de petróleo, productos refinados, así como la prohibición de importar gas natural.

Estas medidas aparentemente muy significativas merecen un análisis crítico más detallado. En primer lugar la interdicción de los buques norcoreanos, es decir, impedir que salgan del puerto donde se encuentran, no sería suficiente para evitar el envío ilegal de armas convencionales a Corea del Norte, ya que los navíos norcoreanos podrían asumir banderas de conveniencia.
En el caso de las sanciones contra las exportaciones de textil norcoreano, tenemos que -según los datos del Bank of South Korea- ascendieron en 2016 a 724 millones de dólares. La industria textil norcoreana se fundamenta en los bajos costes laborales y está estructurada en un sistema productivo por el cual los fabricantes chinos envían a Corea del Norte la maquinaria y la materia prima necesaria para confeccionar las prendas que posteriormente serán exportadas de nuevo a China.

A pesar de que, por el volumen del sector, se puede pensar que el impacto de las sanciones sería importante, este podría no ser tan significativo si tenemos en cuenta que las exportaciones de textil se solapan con la importación de maquinaria, lo que supone que los únicos ingresos reales para Corea del Norte son los salarios de los trabajadores y los pagos a sus empleadores.
La sanción principal es, sin duda, la que afecta al petróleo y sus derivados. En principio la resolución no prohíbe el suministro de crudo a Corea del Norte, si no que limita la cantidad importada de petróleo y productos refinados. El problema surge por la no existencia de datos fiables de la cantidad real importada por el régimen norcoreano. Esto añade una dificultad extra a las inspecciones efectivas para el cumplimiento real de esta disposición.

A esto se suma que la medida obliga a los proveedores a informar sobre sus exportaciones de productos refinados pero no de las exportaciones de crudo, lo que deja en manos de la buena voluntad de los exportadores informar de estas transacciones a los inspectores de las Naciones Unidas.

Una vez analizada la resolución, conviene preguntarse: ¿Por qué Estados Unidos apostó por una resolución dura que obligaba a China a vetarla y salió del Consejo de Seguridad dando su visto bueno a una resolución más descafeinada?. Sería interesante conocer qué acuerdos a puerta cerrada han alcanzado Washington y Pekín, y si China aumentará su presión sobre Corea del Norte, aunque sea de una manera discreta y fuera de los focos.

De momento, y a pesar de que el Gobierno chino es el principal valedor y el más interesado en no desestabilizar el régimen de Pyongyang, algo nuevo parece estar pasando en las relaciones entre Pekín y Pyongyang que afecta a las vías de financiación de Corea del Norte.

Será necesario esperar el resultado de los contactos entre China y Estados Unidos, como la reciente visita oficial de Donald Trump a China, así como la eficacia de la presión financiera sobre Corea del Norte para comprender mejor un posible futuro de acuerdos que ayude a aliviar la tensión en la zona.