El kilómetro 19

Editorial
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Los residentes en el Magdalena quedaron preocupados y con  dudas después de las inundaciones que se produjeron a lo largo de la línea costera entre  Barranquilla, Puebloviejo, Ciénaga y Santa Marta, por el comportamiento inusual de las aguas, que dejó como consecuencia la afectación  de negocios y viviendas del sector, al igual que se corroboró la ineficacia del enrocado en el kilómetro 19 en donde se han invertido miles de millones de pesos.


Tristemente quedó demostrado que las obras que se hicieron se perdieron en un solo arrebato de olas llevándose las esperanzas de acabar con un problema de años y el dinero invertido, sobre todo, en este sensible sector de la vía Ciénaga - Barranquilla.

Los magdalenenses recuerdan con claridad todo el alboroto que generó el problema del rebosamiento de las aguas que atravesaban la carretera  de un lado a otro, en forma peligrosa. Las discusiones en torno al tema y las investigaciones e inquietudes elevadas a los más destacados profesionales para que dieran una opinión  al respecto. Después de muchos ires y venires decidieron que el enrocado era la mejor solución y lo construyeron, esperando que en el menor tiempo posible  se diera otra solución definitiva a este problema.

 El tiempo pasó factura y ahora somos el blanco de inundaciones por que la tan anhelada solución nunca llegó ni llegará al menos en este periodo presidencial.  De esos son conscientes los magdalenenses y por esto la situación se  torna preocupante.

Un mes después de las posesiones de los gobernadores del Magdalena y Atlántico, del actual periodo, el 3 de febrero de 2016, iniciaron las mesas de trabajo para buscar alternativas a la construcción de para esta carretera. En esa oportunidad se realizó una mesa de trabajo en el Museo del Caribe en la que estuvieron presentes la entonces ministra de Transporte, Natalia Abello; el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible del momento, Gabriel Vallejo; las corporaciones autónomas del Magdalena y Atlántico, Parques Nacionales, el Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras, Invemar y las universidades del Norte y del Magdalena. Durante el encuentro, nueve expertos en temas ambientales y técnicos en materia de vías expusieron sus argumentos y señalaron cuáles son las posibilidades que hay para construir esta carretera. De allí se iniciaron una serie de reuniones en Santa Marta con los mismos actores tratando de encontrar un consenso entre el enfoque ambiental y de infraestructura.

Se definió entonces que la solución es la segunda calzada entre Ciénaga y  Barranquilla debido a que ofrece la construcción de varios viaductos retirados de la línea marina que finaliza con el este tema del enrocado y de las inundaciones continuas que sufren el municipio de Puebloviejo y el corregimiento de Tasajera, principalmente.

Desde ese entonces estamos esperando el accionar del gobierno nacional y departamental en el avance de la construcción de  la segunda calzada de esta vía, que dicho sea de paso, ha sido planteada en gobierno anteriores y desde hace bastantes años sin ningún resultado positivo para las necesidades de los magdalenenses. Esa es la factura que nos está pasando la falta de unión y liderazgo de nuestras autoridades políticas y gubernamentales; cada uno tira para su lado dejando escapar las verdaderas oportunidades para ser receptores de obras reales que necesitamos en nuestra región.

Mientras tanto los moradores de estas regiones afectadas siguen preocupados y no ven una solución pronta y definitiva ante la fuerza de la brisa que ha hizo y puede volver hacer que el mar toque el enrocado que protege la carretera, sobrepasando la estructura y provocando, nuevamente,   inundaciones.

Al problema humano y social que genera estas inundaciones se le suma la suspensión del tránsito de vehículos que movilizan productos por esta zona del país, muchos de ellos con destino a exportaciones, lo que generaría un marcado deterioro a la producción económica del país.  

Es hora de unir esfuerzos entre los magdalenenses y atlanticenses, que deben hacer un bloque unidos, juntos con sus mandatarios y las clases dirigentes y política y hacer presencia ante  el gobierno nacional y exigir que se agilicen los diseños para proceder a tramitar las licencias ambientales y a partir de allí elaborar un esquema financiero con el concurso del Gobierno Nacional, desde su Ministerio de Transportes y la Agencia Nacional de Infraestructura ANI, que permita tener una carretera que nos haga competitivos y que acabe de una vez por todas con  este problema que siempre se presenta en época de lluvias y huracanes.

Este bloque unido debe ser realidad para las aspiraciones de ambos departamentos, debe demandar un proceso bien estructurado teniendo en cuenta que el diseño planteado tiene un alto costo; además, el recaudo del peaje no es suficiente para financiar la obra. La alternativa tiene que ser similar a lo que se ha hecho en la vía Cartagena- Barranquilla  a la altura de la Ciénaga de La Virgen, es decir, un viaducto que es 20 veces más costoso que una carretera normal y que debe  ser financiado por el gobierno nacional ya que está en juego  la economía de nuestra región y el bienestar de las personas que viven en las zonas costeras que se sienten marginados por parte del gobierno central y departamental.