Imitar el ejemplo

Editorial
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Este es el tipo de actitud que deben tomar los países en vía de desarrollo para salvar el medio ambiente, y de paso, al mundo. La primera ministra de Noruega advirtió al presidente de Brasil que si no frena la deforestación en su país recibirá menos ayuda del gobierno nórdico este año. El anuncio se conoce mientras el Amazonas y el bosque atlántico son deforestados a su mayor velocidad en casi una década, de acuerdo con cifras oficiales de Brasil.


La mata atlántica o bosque atlántico es una formación vegetal neotropical, presente en Brasil, Paraguay y Argentina. En Brasil, acompañaba la zona litoral del país desde Río Grande del Norte a Río Grande del Sur, llegando por el interior hasta la Provincia de Misiones en el nordeste de la Argentina, y el este del Paraguay. Es uno de los tipos de selva tropical más amenazados del globo, pues su superficie ha quedado extremadamente reducida a pocos fragmentos, en su mayoría discontinuos, a causa de su desforestación, principalmente a partir del siglo XX. Aún abriga una de las mayores biodiversidades del planeta. Cubría importantes trechos de sierras y escarpas de la Meseta Brasileña, y era la continuación de la selva amazónica. Fue la segunda mayor selva tropical en extensión en Suramérica. La mayor superficie continúa de selva original superviviente, y a su vez la mejor conservada de este ecosistema, se centra en la provincia argentina de Misiones. En el Brasil, el área de dominio (área cuya vegetación clímax era esta formación vegetal) abarca total o parcialmente 17 Estados.

La situación es preocupante por qué si las cifras preliminares sobre deforestación en 2016 se confirman, se producirá una reducción del pago en 2017,  actitud del gobierno nórdico que debe ser también asumida por otros países que están deforestando y acabando con el medio ambiente.

La contribución de más de 1.000 millones de dólares que Noruega realiza al llamado fondo del Amazonas está basada en resultados; Noruega ha donado miles de millones de euros para fomentar la conservación de los bosques y ahora exige resultados positivos y con toda razón.

La posición el gobierno brasileño es que esta contribución les ha permitido tener un impacto más efectivo para evitar la deforestación, pero no han respondido a las  declaraciones de  suspender la ayuda  nórdica.

La reacción del presiente Temer fue de explicar que vetó una ley que reduciría el tamaño de las reservas medioambientales protegidas. Sin embargo, la aparente victoria de los grupos ambientalistas podría ser breve ya que el responsable de Medio Ambiente, Jose Sarney Filho, está trabajando en una norma similar.

La legislación fue aprobada por la Asamblea Nacional de Brasil el mes pasado y convertiría alrededor de 566.000 hectáreas (1,4 millones de acres) de zonas protegidas en zonas abiertas a la tala, a la minería y a usos agrícolas. Por otra parte, el Ministro de Medio Ambiente anunció la semana pasada planes para un proyecto de ley urgente que destinaría 445.000 hectáreas (1,1 millones de acres) para otros usos.

El año pasado la deforestación en el Amazonas aumentó 29% comparado con el año previo, de acuerdo con el monitoreo satelital del gobierno. Se trata de la tasa más alta desde 2008.

Mientras las protesta de personas pidiendo que se frene la deforestación del bosque y se respeten los derechos de los indígenas siguen hasta tanto no se tomen las determinación y decisiones para proteger el área en peligro.


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