Se pierde la esperanza

Editorial
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Sigue el drama de los venezolanos en el mundo y poco caso hace el gobierno de ese país al clamor ciudadano. Ahora el número de venezolanos que solicitan asilo en Estados Unidos está aumentando pronunciadamente en momentos en que la economía del país sudamericano está en colapso y se agudizan los disturbios y las protestas contra el gobierno.


Los países fronterizos con Colombia viven su propio calvario con la afluencia de venezolanos, que de una  u otra forma, traspasan las fronteras y buscan un futuro cierto para ellos y su familia. Los datos más recientes del Servicio de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos indican que 8.301 venezolanos pidieron asilo en los primeros meses del 2017, comparado con 3.507 el mismo período del 2016. A ese paso, se superará el récord de solicitudes de asilo del año pasado, de 18.155.

Aun antes de la represión más reciente de las protestas, los venezolanos estaban huyendo masivamente de su país.

El año pasado Venezuela superó a China como el país de donde provino la mayor cantidad de solicitudes de asilo a Estados Unidos. Pero muchos de ellos huían por razones económicas o por la rampante inseguridad, y por lo tanto no califican de refugiados políticos. Sin embargo, el éxodo podría agravarse aún más; las cifras más recientes no incluyen los meses a partir de abril cuando se ha intensificado la represión del gobierno contra las protestas, con el resultado de por lo menos 70 muertes y más de 4.000 detenciones, reporte que hacen los organismos de derecho humanos, porque el gobierno venezolano no lo aprueba. Los países limítrofes con Venezuela están al borde de una crisis de refugiados; lo general hay una relación directa entre las violaciones de derechos humanos en Venezuela y las solicitudes de asilo, que día a día crecen, como también  el número de refugiados que no se hace contar por ningún organismos de seguridad o de derechos humanos, por miedo a ser devueltos a su país de origen.

Los venezolanos que han solicitado asilo en Estados Unidos comprenden una pequeña parte de la comunidad inmigrante venezolana en general, algunos de los cuales llevan décadas en el país; pero,  el abrupto aumento en las solicitudes de asilo demuestra la gravedad de la situación en que se halla el país sudamericano. En el 2014, poco después de que asumió la presidencia Nicolás Maduro, menos de 100 venezolanos por mes pedían asilo, y Venezuela ni siquiera estaba entre los diez países de donde provenían la mayor cantidad de solicitudes. En comparación, en marzo de este año hubo 3.404 solicitudes de asilo, el 21% del total. En enero hubo 2.378 solicitudes venezolanas y en febrero 2.519.

Las permanencias en el país más allá de la fecha de visa también están aumentando. El año pasado, unos 23.000 venezolanos que llegaron a Estados Unidos con visas de turista o de negocios se quedaron, según un reporte en mayo del Departamento de Seguridad Nacional, casi el doble del 2015 y convirtiendo a Venezuela en el segundo país con más permanencias ilegales, después de Brasil.

Ante semejante aumento, las autoridades estadounidenses han estado restringiendo la entrada de venezolanos. El número de venezolanos que vieron rechazadas sus solicitudes de visas el año pasado casi se triplicó el año pasado a más del 40%, lo que genera más incertidumbre entre los venezolanos, porque se les reduce al mínimo las solicitudes de asilo y a la vez de un cambio en su situación y por ende la esperanza de un futuro cierto y seguro.