Control a flujo migratorio

Editorial
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A pesar de las buenas relaciones diplomáticas con Panamá, este país decidió reducir el tiempo de estadía de turistas de Colombia, Venezuela y Nicaragua en medio de llamados a poner un mayor control ante el masivo flujo inmigratorio de los últimos años, de ser así comenzarán a cambiar las cosas.


Esta decisión es parte de una serie de medidas migratorias que implementará en los próximos días Panamá en donde  se acortará la estadía de 180 a 90 días que se les otorga a los turistas de esos tres países y se buscará verificar que cuenten con los ingresos necesarios para entrar con ese estatus.

Vale la pena recordar que para Panamá la cooperación en materia de seguridad y flujo migratorio entre las naciones son los mayores retos que enfrenta, por lo que hizo un llamado a intensificar acciones  ya que  partir de junio, se buscará fortalecer la lucha contra el crimen organizado y el control de la situación de los migrantes, poniendo en práctica lo advertido en cumbres presidenciales anteriores.

Panamá está comprometida con la seguridad regional y con proteger su plataforma de servicios y logística de la amenaza de la delincuencia organizada, por eso pone en marcha mecanismos para afrontar las nuevas amenazas de inseguridad y violencia que genera el crimen organizado.

Sobre la situación migratoria,  se deben unir voluntades. No se  puede prohibir a la gente que transiten por  países hacia su destino; siempre que lo hagan con orden y respeto a la ley, la autoridades debe garantizar que este tránsito sea seguro y en paz.

Aunque tradicionalmente la inmigración a Panamá ha venido principalmente de Colombia, en los últimos tiempos el torrente migratorio se ha generado más que todo de Venezuela a medida que se agrava la crisis política y económica en ese país.

Críticos a esa ola inmigratoria afirman que muchos extranjeros ingresan con facilidad como turistas para luego quedarse trabajando al margen de la ley y hay sectores que exigen que se les soliciten visas.

Las autoridades migratorias admiten que el país no estaba preparado para recibir semejante aluvión de extranjeros pero consideran que se tiene que andar con cuidado al momento de establecer mayores controles para no afectar la economía y el turismo, cuyo auge en los últimos años en un país dolarizado y de servicios incentivó la inmigración laboral.

De acuerdo con el Servicio Nacional de Migración, solo en 2016 ingresaron más de 700.000 extranjeros entre colombianos y venezolanos, una cifra que casi duplica la de 2010 (404.905 entre esas dos nacionalidades). No se tiene un informe preciso de cuánto de esa gente regresó a su país o permaneció en Panamá, un país de 3,5 millones de habitantes.

Según estadísticas oficiales, más de un cuarto de millón de extranjeros, mayormente de Colombia, Venezuela y Nicaragua —en ese orden— fueron legalizados entre 2010-2016, pero no se tiene informes sobre el número de inmigrantes sin documentos al día.

El involucramiento de extranjeros en actos de delincuencia y crimen, como la reciente captura de una banda de colombianos y venezolanos que clonaban tarjetas de crédito, también arrecia el malestar local ante la ola inmigratoria.


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