Una gira con altibajos

Editorial
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En Oriente Medio, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, fue recibido con honores mientras los líderes de Arabia Saudí e Israel parecían competir entre ellos para superar al otro en la calidez de su acogida y en la importancia de sus promesas de cooperación; pero en Europa, Trump se encontró con una recepción más fría y se mostró ansioso por pasar al ataque.


Encajonado en temas como el cambio climático y el pacto de defensa de la Otan, respondió recriminando a algunos de los aliados más firmes de Washington que no pagan una cuota justa por su defensa. Además se negó a respaldar de forma explícita la cláusula de defensa mutua, que la alianza activó solo en una ocasión, tras los atentados del 11-S.

Trump afronta ahora la última etapa de su primera gira internacional como presidente, un agotador maratón de nueve días con cinco paradas. El republicano pasará todavía dos días en suelo europeo, esta vez en un pintoresco pueblo costero de la isla italiana de Sicilia, donde participa en una cumbre del G7.

Una vez más, la cautela podría recibir a un presidente que basó su campaña a la Casa Blanca en el lema “Estados Unidos primero”, con indicios de que Washington podría desmantelar sus pactos internacionales, y que ahora está inmerso en dos días de reuniones de alto perfil con los líderes de Gran Bretaña, Francia, Alemania, Italia, Japón y Canadá.

No hay duda de que esta es la cumbre del G7 más difícil en años. Los mandatarios que forman el grupo a veces tienen opiniones muy diferentes en asuntos como el cambio climático y el comercio, pero el papel como la Unión Europea es hacer todo lo posible por mantener la unidad del G7 en todos los frentes; lo más necesario es mantener la unidad cuando se trata de defender un orden internacional basado en normas.

La Casa Blanca cree que Trump ha hecho avances personales con sus homólogos del G7, con los que ya se ha reunido personalmente.

Es el momento de que tenga una conversación íntima y que entienda sus problemas y, lo que es más importante, que ellos entiendan los problemas que aquejan al mundo y como naciones poderosas y líderes busquen la forma de ayudarlo.

El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, fue el último líder mundial en alabar públicamente al dirigente estadounidense, elogiando su visita a Oriente Medio y su discurso ante la Otan. Ambos líderes están muy presentes en los problemas del Corea del Norte, un problema latente y de gran sensibilidad mundial.

La política exterior fue el centro de la cumbre del G7 ayer, con reuniones sobre Siria, Libia, Corea del Norte, Afganistán y Pakistán. En la agenda del encuentro de dos días se incluyen discusiones sobre economía global y clima, un encuentro con pequeños países africanos en el que Trump se sentará junto a los líderes de Níger y Túnez, y otras sobre asuntos migratorios y comercio.


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