Los niños siguen muriendo de hambre

Editorial
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Unos 75.000 niños podrían morir en el próximo año por la hambruna generada por Boko Haram en Nigeria si los donantes no responden pronto, advirtió la agencia de Naciones Unidas para la Infancia, Unicef. Esto es bastante más que las 20.000 víctimas de los siete años de revuelta islamista.


La severidad del grado de malnutrición y el elevado número de niños en riesgo de muerte convierten a la crisis en el noreste de Nigeria en quizás la más grave del mundo ya que los niños están falleciendo porque los donantes no responden a las peticiones de ayuda.

La mayoría de los menores más malnutridos fallecen por enfermedades secundarias como diarrea o infecciones respiratorias, pero con la hambruna, realmente se muere de hambre y eso es lo que está ocurriendo. Un 20, un 30 e incluso un 50% de los menores en determinados puntos de la región presentan una malnutrición severa.

A nivel global, esto no se ve. Hay que remontarse a lugares como la Somalia de hace cinco años para ver esos niveles. Casi 260.000 personas murieron en Somalia entre 2010 y 2012 por una intensa sequía agravada por la guerra. En ese momento, Naciones Unidas dijo la ayuda tenía que llegar más rápido. Se necesitan 115 millones de dólares para salvar a los niños cuyas "vidas cuelgan literalmente de un hilo ya que por el momento solo se han recaudado 24 millones de dólares.

La falta de dinero ha supuesto que unas 750.000 personas que viven en zonas inaccesibles no puedan recibir ayuda este año, y la mayoría de los aproximadamente 2,6 millones de personas que se estima huyeron de la insurgencia de Boko Haram son granjeros de subsistencia que no han podido plantar cosechas durante dos años o más.

Varios miles de personas abandonaron campos de refugiados este mes para regresar a localidades aseguradas en por el ejército nigeriano, pero es demasiado tarde para plantar ya que la temporada de lluvias está a punto de finalizar. Mientras, Boko Haram sigue atacando lejos de zonas urbanas.

Entre la población en peligro hay alrededor de 2,2 millones de personas atrapadas en zonas en las que opera la milicia radical o que han sido liberadas recientemente pero que siguen siendo peligrosas para acceder a ellas por carretera. La crisis ha alcanzado niveles catastróficos para personas que han buscado refugio en localidades controladas por el ejército y que dependen totalmente de ayuda exterior que no les llega.

Muchas familias solo pueden una vez cada varios días y normalmente solo gachas de avena aguadas y se van a la cama hambrientos y se levantan sin forma de cambiar su situación.

Unicef limitó su labor en la región cuando combatientes de Boko Haram atacaron una caravana humanitaria escoltada por el ejército en julio. Un trabajador de Unicef y otros resultaron heridos por el impacto de un cohete en un vehículo blindado; sin embargo, la agencia sigue entregando alimentos de emergencia en helicóptero y entrenando a trabajadores sanitarios locales para que tratar a niños malnutridos que viven en zonas peligrosas.

Los mayores niveles de malnutrición infantil están en Maiduguri, una ciudad nororiental donde no hay conflicto y en la que cooperantes trabajan desde hace dos años y la tasa de mortalidad es cinco veces mayor de lo que se considera una emergencia, y la principal causa es el hambre.


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