¿Para cuándo el Teatro?

Editorial
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El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y el Fondo Nacional de Turismo (Fontur), efectuaron la publicación del proceso de contratación de las obras de construcción de la primera etapa de restauración del Teatro de Santa Marta de la capital del departamento del Magdalena.

 

La inversión que demanda el proyecto supera los $ 22.100 millones, de los cuales $13.640 millones se ejecutarán en la primera etapa. De estos recursos, Mincomercio a través de Fontur aportará más de $10 mil millones de pesos y el Ministerio de Cultura invertirá más de $3.500 millones para la ejecución de la fase inicial.

Este anuncio que incluye millonarias cifras, hacen parte del repertorio que desde hace casi tres años se viene escuchando cuando fue cerrado permanentemente el máximo sitio para las artes escénicas de la ciudad.

El Teatro Santa Marta ha pasado por todo un proceso dilatante, donde cada paso dado es tan lento que los avances casi no se notan. Apenas en el mes de mayo se mostraron los diseños de fachada e interiores, cuando en marzo era la fecha escogida. Ahora se habla de la contratación que estaba prevista para el pasado mes de junio.

Si bien la responsabilidad es directamente del Ministerio Comercio a través del Fontur y otro tanto del Ministerio de Cultura, la Administración Local, que en principio se notaba muy interesada en el desarrollo del proyecto no se ha vuelto a pronunciar sobre un tema que al final nota el parsimonioso trámite de recursos que a partir de Bogotá se buscan ejecutar hacia otras capitales.

Santa Marta necesita con urgencia desde hace décadas un lugar cerrado para la presentación de eventos artísticos. El restaurado teatro que anuncia el Gobierno Nacional contará con un aforo de 800 sillas, que permitirá mayor diversidad en los espectáculos que se presenten en este recinto y la posibilidad de acoger eventos de talla mundial, asegurando la ocupación y autosostenibilidad del mismo.

Así las cosas, Santa Marta deberá esperar con la paciencia de Job a que quienes deben ejecutar la obra lo hagan, ya no en el tiempo programado, ni en el que ellos estimaron en cada momento que se retrasaba el proyecto, sino simplemente lo hagan y punto, ya que queda demostrado que los intereses locales sucumben en la escena nacional y que poco o nada las autoridades locales como desde la Alcaldía o nuestros representantes en el Congreso, pueden hacer.

Esperemos que el día que por fin se levante el telón en el restaurado Teatro Santa Marta nos sintamos orgulloso de tenerlo y no, por el contrario, elevar críticas justas a los responsables que tardaron años en tenerlo listo.



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